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La reencarnacíon se diferencia de la metempsicosis (migración de los almas). Es la creencia en una evolución del alma que puede realizarse a través de los nacimientos sucesivos, y a través de experiencias. La doctrina de la metempsicosis implica que un alma puede personificarse en un animal o una planta, es decir, en un reino "inferior" al de la raza humana o en el mismo. Además del enlace con una vida anterior del alma, también existe la libre elección de los tipos de vida. Luego de elegir una temática de vida, el alma busca un entorno adecuado para su vida ,una buena familia, vivienda, amigos, etc. La decisión es óptima para cada comienzo de vida individual .
En el momento de la encarnación se genera la psiquis y un órgano sutil. La psiquis es la que elabora los miedos y es la que hace que el alma “procese” todo lo sucedido en la encarnación actual...
La envergadura de este hecho nos muestra la importancia del procesamiento. Si no utilizamos el sufrimiento, el dolor, el miedo, la soledad, la furia, la impotencia, giramos en círculos ya que la espiral de evolución es el modo previsto para transformarnos. Pero por otra parte integran estas verdades, suceden en las personas cambios físicos, anímicos y espirituales increíbles. Entonces traspasamos el círculo y continuamos ascendiendo en la espiral.
La espiral de la evolución
Todo alma en la reencarnacion se encuentra en un espiral de evolución”. La espiral de evolución es considerada un símbolo de la evolución del alma. En general, comenzamos desde el punto en la espiral en el que concluimos en la vida pasada, es decir, que nos dedicamos al mismo tema. Al fracasar, es importante por ejemplo elaborar nuevamente el tema en la próxima vida. En ocasiones este proceso puede prolongarse por varias vidas.
Una crítica de la parapsicología
“La reencarnación, según la parapsicología, es un concepto equívoco, porque sería admisible que almas de difuntos "habitasen" cuerpos de vivos, total o parcialmente. Pero el equívoco residiría en entender que es todo el ser el que se traslada y que en definitiva se trata del mismo ser. Hay experiencias de personas que supuestamente manifiestan conocimientos que no podrían tener por medios normales, que sólo una persona difunta o sus allegados podrían poseer. Es el caso de los niños adoptados como grandes lamas. Sin embargo, de aquí se deduce equívocamente la reencarnación, que sería realmente la inhabitación de un difunto en un vivo. Hechos probados de conocimiento extranormal de peculiaridades vitales de personas difuntas deben ser tratados no como reencarnación, sino como posesión, (no en el sentido clásico de demonio inhabitante, lo que es muy poco frecuente, sino de alma inhabitante total o parcialmente) y lo más adecuado es una liberación, a la que la persona invadida por el difunto debe contribuir voluntariamente.
En el momento de la encarnación se genera la psiquis y un órgano sutil. La psiquis es la que elabora los miedos y es la que hace que el alma “procese” todo lo sucedido en la encarnación actual...
La envergadura de este hecho nos muestra la importancia del procesamiento. Si no utilizamos el sufrimiento, el dolor, el miedo, la soledad, la furia, la impotencia, giramos en círculos ya que la espiral de evolución es el modo previsto para transformarnos. Pero por otra parte integran estas verdades, suceden en las personas cambios físicos, anímicos y espirituales increíbles. Entonces traspasamos el círculo y continuamos ascendiendo en la espiral.
La espiral de la evolución
Todo alma en la reencarnacion se encuentra en un espiral de evolución”. La espiral de evolución es considerada un símbolo de la evolución del alma. En general, comenzamos desde el punto en la espiral en el que concluimos en la vida pasada, es decir, que nos dedicamos al mismo tema. Al fracasar, es importante por ejemplo elaborar nuevamente el tema en la próxima vida. En ocasiones este proceso puede prolongarse por varias vidas.
Una crítica de la parapsicología
“La reencarnación, según la parapsicología, es un concepto equívoco, porque sería admisible que almas de difuntos "habitasen" cuerpos de vivos, total o parcialmente. Pero el equívoco residiría en entender que es todo el ser el que se traslada y que en definitiva se trata del mismo ser. Hay experiencias de personas que supuestamente manifiestan conocimientos que no podrían tener por medios normales, que sólo una persona difunta o sus allegados podrían poseer. Es el caso de los niños adoptados como grandes lamas. Sin embargo, de aquí se deduce equívocamente la reencarnación, que sería realmente la inhabitación de un difunto en un vivo. Hechos probados de conocimiento extranormal de peculiaridades vitales de personas difuntas deben ser tratados no como reencarnación, sino como posesión, (no en el sentido clásico de demonio inhabitante, lo que es muy poco frecuente, sino de alma inhabitante total o parcialmente) y lo más adecuado es una liberación, a la que la persona invadida por el difunto debe contribuir voluntariamente.
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