Ovnis
El 11 de Noviembre de 1979, con una hora de retraso en su salida, el Supercaravelle de la Compañía Aérea TAE procedente de Salzburgo (Austria), vuelo JK-297, con 109 pasajeros austriacos a bordo, despega del Aeropuerto de Son Sant Joan de Mallorca con destino a Tenerife.
A los mandos del avión se encontraba el comandante Javier Lerdo de Tejada, con catorce años de experiencia y más de 8.000 horas de vuelo. En la cabina viajaban también Ramón Zuazu, como segundo piloto y Francisco Javier Rodríguez, como mecánico del avión.
Cuando solo llevaban 20 minutos en el aire y tras una breve comunicación con Control Barcelona, comenzaron a recibir una extraña señal de socorro por el canal de emergencia (121.5 Mhz). Según les informó el centro del control aereo, aquella ininteligible señal procedía de un punto situado a unas 40 millas al noreste de Valencia, justo en la trayectoria del vuelo del TAE.
La tripulación intentó buscar un sentido a aquel mensaje, pero fue inútil. Parecía como si el autor desconociera el codigo Morse.
El comandante apagó las luces del habitáculo para prestar mayor atención al exterior y fue cuando Francisco Javier Rodríguez, mecánico del avión, pudo divisar dos extrañas luces rojas a la izquierda del avión. Aquellas potentes luces parecían haber salido de la nada y se dirigían con celeridad hacia el avión.
El 11 de Noviembre de 1979, con una hora de retraso en su salida, el Supercaravelle de la Compañía Aérea TAE procedente de Salzburgo (Austria), vuelo JK-297, con 109 pasajeros austriacos a bordo, despega del Aeropuerto de Son Sant Joan de Mallorca con destino a Tenerife.
A los mandos del avión se encontraba el comandante Javier Lerdo de Tejada, con catorce años de experiencia y más de 8.000 horas de vuelo. En la cabina viajaban también Ramón Zuazu, como segundo piloto y Francisco Javier Rodríguez, como mecánico del avión.
Cuando solo llevaban 20 minutos en el aire y tras una breve comunicación con Control Barcelona, comenzaron a recibir una extraña señal de socorro por el canal de emergencia (121.5 Mhz). Según les informó el centro del control aereo, aquella ininteligible señal procedía de un punto situado a unas 40 millas al noreste de Valencia, justo en la trayectoria del vuelo del TAE.
La tripulación intentó buscar un sentido a aquel mensaje, pero fue inútil. Parecía como si el autor desconociera el codigo Morse.
El comandante apagó las luces del habitáculo para prestar mayor atención al exterior y fue cuando Francisco Javier Rodríguez, mecánico del avión, pudo divisar dos extrañas luces rojas a la izquierda del avión. Aquellas potentes luces parecían haber salido de la nada y se dirigían con celeridad hacia el avión.
La tripulación consultó a Control Barcelona, con la intencion de averiguar si aquellas luces correspondian a las de algún tráfico identificado. La respuesta fue rotunda: "Negativo, no hay ningún tráfico notificado".
Las luces seguían aproximándose y J. Lerdo de Tejada decidió comprobar si aquello que les perseguía era inteligente: ascendió a 28.000 pies para dejar atrás aquellas luces pero, inexplicablemente el objeto aceleró mucho más rápido que el avión y se situó a menos de media milla (unos 700 metros). A partir de ese momento, éste comenzó a realizar una serie de maniobras imposibles para cualquier aeronave convencional, como si estuviese jugando con el avión dejando boquiabiertos a los atónitos pilotos. Fue entonces cuando Tejada, con un avión comercial en peligro y con la vida de todos sus pasajeros en juego (y tras dar la voz de alarma el director del Aeropuerto de Manises el Sr. D. Miguel Morlán, quién observó el objeto luminoso no identificado a 30º sobre el aeropuerto) desvía al Supercaravelle de su rumbo programado realizando un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto valenciano de Manises.
A su vez, en el Centro de Operaciones de Sector de Torrejón de Ardoz (Madrid), donde se situa el radar Pegaso, el operador de radar no salía de su asombro. Pese a localizar sin dificultad la traza del avión la pantalla del radar no reflejaba rastro alguno del misterioso objeto.
El oficial de aviación, que contemplaba aquella escena ordenó entonces un nuevo chequeo del espacio aéreo y, en contacto con Escuadrón de vigilancia Aérea de Benidorm (EVA 5), logró distinguir hasta cinco objetos volando entre los nueve mil y los once mil metros. Estaba claro, el TAE estaba siendo perseguido por varios objetos no identificados.
A las dos de la madrugada el capitán Fernando Cámara despegaba de la base aérea de Los Llanos (Albacete) a bordo de un caza Mirage F-1 del ejército español para interceptar el objeto.
El avión, en pocos minutos, localizó sobre la vertical de Valencia una luz extraña pero, a pesar de que viajaba a 1.000 kilómetros por hora, no consiguió disminuir la distancia con aquel objeto. Al llegar a Valencia, Cámara solicitó incrementar su velocidad a 1.4 de Mach, es decir, a velocidad supersónica. Era la única forma de disminuir la distancia entre aquellas misteriosas luces y el moderno caza de combate.
Fue entonces, al aproximarse, cuando distinguió una forma como de un tronco de cono del que emanaba la luz. El capitán notó, también, unas extrañas interferencias. Tampoco aquel objeto daba señal en infrarrojos (no emitía ninguna fuente de calor). Debía de propulsarse por alguna energía desconocida.
Después de una hora y media de persecución estéril y a riesgo de no tener suficiente combustible, Cámara puso rumbo a la base sin poder acercarse a las extrañas luces.
La "luz" detuvo su persecución al Supercaravelle a 30 millas del aeropuerto de Valencia, se estimó las dimensiones de aquella extraña forma luminosa en unos 200 metros de diámetro. Se detectaron en el radar hasta tres formas no identificadas sobre nuestro espacio aéreo.
Las misteriosas luces pudieron ser observadas por numerosos testigos e incluso se encendieron las luces de emergencia de la pista en previsión de un posible vuelo en problemas...
El objeto, de forma esferica, parecía estar dividido en dos partes iguales. La parte superior era de color verde, mientras que la inferior emitía un resplandor rojizo en su parte derecha y blanco en la izquierda. Pero aquella no iba a ser la unica luz inusual observada esa noche en las cercanias del aeropuerto.
Había dos luces mas, una sobre la torre de control y otra sobre la base Aérea de Manises, que se mantuvieron estaticas en el aire durante casi dos horas.
Algunos testigos, entre ellos el director del aeropuerto, pudieron observar tambien las evoluciones de una cuarta luz: minutos después de que el primer objeto apareciera sobre los depositos de combustible de la empresa Campsa, pudieron ver como un punto luminoso blanco-anaranjado salía del primero, volando en dirección a la mencionada base aerea.
Los técnicos de la torre de control al verlo pensaron que se trataba del caza que se habia enviado en misión de interceptación, y encendieron las luces de la pista con la intención de facilitar su aterrizaje. Sin embargo, el mando de defensa les comunicó que aquel tráfico no podia ser el Mirage F-1, ya que este se encontraba a 32 millas de allí.
Once meses más tarde el diputado socialista Enrique Múgica formularía en el congreso de los diputados tres preguntas al gobierno que supondrían una investigación oficial:
1- ¿ Qué clase de aparato provocó el desvio del Supercaravelle de la compañía TAE en la noche del 11 de noviembre de 1979 ?.
2- ¿ Por qué tres tráficos de origen desconocido permanecieron durante más de cuatro horas sobre el espacio aéreo español ?.
3- ¿ Qué clase de aparatos obligaron al despegue en alerta de un Mirage F-1 de la base de Los Llanos (Albacete)?.
Era la primera vez que el gobierno reconocía la existencia del fenómeno OVNI aunque dieciocho años después, estas preguntas sigan todavía sin responder.
La investigación del juez informador supuso requisar los negativos fotográficos de los testigos mallorquines, además de interrogatorios a los pilotos civiles y militares y comprobaciones meteorológicas así como la invervención de aviones americanos.
Ninguna de ellas dio frutos y, hasta hoy, se ignora quien violó nuestro espacio aéreo obligando aterrizar un avión de pasajeros.
Opinión de Redacción:
Casos como estos son los que aportan datos sobre si estamos solos, y pese a ello los ignoramos, mejor dicho los ignoran...será por temor a un problema?...de ser así, aún con ello deben ser explicados en público.
Links de Interés:
-http://es.wikipedia.org/wiki/Caso_Manises
-http://www.emezeta.com/articulos/expediente-ovni-el-caso-manises
El 11 de Noviembre de 1979, con una hora de retraso en su salida, el Supercaravelle de la Compañía Aérea TAE procedente de Salzburgo (Austria), vuelo JK-297, con 109 pasajeros austriacos a bordo, despega del Aeropuerto de Son Sant Joan de Mallorca con destino a Tenerife.
A los mandos del avión se encontraba el comandante Javier Lerdo de Tejada, con catorce años de experiencia y más de 8.000 horas de vuelo. En la cabina viajaban también Ramón Zuazu, como segundo piloto y Francisco Javier Rodríguez, como mecánico del avión.
Cuando solo llevaban 20 minutos en el aire y tras una breve comunicación con Control Barcelona, comenzaron a recibir una extraña señal de socorro por el canal de emergencia (121.5 Mhz). Según les informó el centro del control aereo, aquella ininteligible señal procedía de un punto situado a unas 40 millas al noreste de Valencia, justo en la trayectoria del vuelo del TAE.
La tripulación intentó buscar un sentido a aquel mensaje, pero fue inútil. Parecía como si el autor desconociera el codigo Morse.
El comandante apagó las luces del habitáculo para prestar mayor atención al exterior y fue cuando Francisco Javier Rodríguez, mecánico del avión, pudo divisar dos extrañas luces rojas a la izquierda del avión. Aquellas potentes luces parecían haber salido de la nada y se dirigían con celeridad hacia el avión.
El 11 de Noviembre de 1979, con una hora de retraso en su salida, el Supercaravelle de la Compañía Aérea TAE procedente de Salzburgo (Austria), vuelo JK-297, con 109 pasajeros austriacos a bordo, despega del Aeropuerto de Son Sant Joan de Mallorca con destino a Tenerife.
A los mandos del avión se encontraba el comandante Javier Lerdo de Tejada, con catorce años de experiencia y más de 8.000 horas de vuelo. En la cabina viajaban también Ramón Zuazu, como segundo piloto y Francisco Javier Rodríguez, como mecánico del avión.
Cuando solo llevaban 20 minutos en el aire y tras una breve comunicación con Control Barcelona, comenzaron a recibir una extraña señal de socorro por el canal de emergencia (121.5 Mhz). Según les informó el centro del control aereo, aquella ininteligible señal procedía de un punto situado a unas 40 millas al noreste de Valencia, justo en la trayectoria del vuelo del TAE.
La tripulación intentó buscar un sentido a aquel mensaje, pero fue inútil. Parecía como si el autor desconociera el codigo Morse.
El comandante apagó las luces del habitáculo para prestar mayor atención al exterior y fue cuando Francisco Javier Rodríguez, mecánico del avión, pudo divisar dos extrañas luces rojas a la izquierda del avión. Aquellas potentes luces parecían haber salido de la nada y se dirigían con celeridad hacia el avión.
La tripulación consultó a Control Barcelona, con la intencion de averiguar si aquellas luces correspondian a las de algún tráfico identificado. La respuesta fue rotunda: "Negativo, no hay ningún tráfico notificado".
Las luces seguían aproximándose y J. Lerdo de Tejada decidió comprobar si aquello que les perseguía era inteligente: ascendió a 28.000 pies para dejar atrás aquellas luces pero, inexplicablemente el objeto aceleró mucho más rápido que el avión y se situó a menos de media milla (unos 700 metros). A partir de ese momento, éste comenzó a realizar una serie de maniobras imposibles para cualquier aeronave convencional, como si estuviese jugando con el avión dejando boquiabiertos a los atónitos pilotos. Fue entonces cuando Tejada, con un avión comercial en peligro y con la vida de todos sus pasajeros en juego (y tras dar la voz de alarma el director del Aeropuerto de Manises el Sr. D. Miguel Morlán, quién observó el objeto luminoso no identificado a 30º sobre el aeropuerto) desvía al Supercaravelle de su rumbo programado realizando un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto valenciano de Manises.
A su vez, en el Centro de Operaciones de Sector de Torrejón de Ardoz (Madrid), donde se situa el radar Pegaso, el operador de radar no salía de su asombro. Pese a localizar sin dificultad la traza del avión la pantalla del radar no reflejaba rastro alguno del misterioso objeto.
El oficial de aviación, que contemplaba aquella escena ordenó entonces un nuevo chequeo del espacio aéreo y, en contacto con Escuadrón de vigilancia Aérea de Benidorm (EVA 5), logró distinguir hasta cinco objetos volando entre los nueve mil y los once mil metros. Estaba claro, el TAE estaba siendo perseguido por varios objetos no identificados.
A las dos de la madrugada el capitán Fernando Cámara despegaba de la base aérea de Los Llanos (Albacete) a bordo de un caza Mirage F-1 del ejército español para interceptar el objeto.
El avión, en pocos minutos, localizó sobre la vertical de Valencia una luz extraña pero, a pesar de que viajaba a 1.000 kilómetros por hora, no consiguió disminuir la distancia con aquel objeto. Al llegar a Valencia, Cámara solicitó incrementar su velocidad a 1.4 de Mach, es decir, a velocidad supersónica. Era la única forma de disminuir la distancia entre aquellas misteriosas luces y el moderno caza de combate.
Fue entonces, al aproximarse, cuando distinguió una forma como de un tronco de cono del que emanaba la luz. El capitán notó, también, unas extrañas interferencias. Tampoco aquel objeto daba señal en infrarrojos (no emitía ninguna fuente de calor). Debía de propulsarse por alguna energía desconocida.
Después de una hora y media de persecución estéril y a riesgo de no tener suficiente combustible, Cámara puso rumbo a la base sin poder acercarse a las extrañas luces.
La "luz" detuvo su persecución al Supercaravelle a 30 millas del aeropuerto de Valencia, se estimó las dimensiones de aquella extraña forma luminosa en unos 200 metros de diámetro. Se detectaron en el radar hasta tres formas no identificadas sobre nuestro espacio aéreo.
Las misteriosas luces pudieron ser observadas por numerosos testigos e incluso se encendieron las luces de emergencia de la pista en previsión de un posible vuelo en problemas...
El objeto, de forma esferica, parecía estar dividido en dos partes iguales. La parte superior era de color verde, mientras que la inferior emitía un resplandor rojizo en su parte derecha y blanco en la izquierda. Pero aquella no iba a ser la unica luz inusual observada esa noche en las cercanias del aeropuerto.
Había dos luces mas, una sobre la torre de control y otra sobre la base Aérea de Manises, que se mantuvieron estaticas en el aire durante casi dos horas.
Algunos testigos, entre ellos el director del aeropuerto, pudieron observar tambien las evoluciones de una cuarta luz: minutos después de que el primer objeto apareciera sobre los depositos de combustible de la empresa Campsa, pudieron ver como un punto luminoso blanco-anaranjado salía del primero, volando en dirección a la mencionada base aerea.
Los técnicos de la torre de control al verlo pensaron que se trataba del caza que se habia enviado en misión de interceptación, y encendieron las luces de la pista con la intención de facilitar su aterrizaje. Sin embargo, el mando de defensa les comunicó que aquel tráfico no podia ser el Mirage F-1, ya que este se encontraba a 32 millas de allí.
Once meses más tarde el diputado socialista Enrique Múgica formularía en el congreso de los diputados tres preguntas al gobierno que supondrían una investigación oficial:
1- ¿ Qué clase de aparato provocó el desvio del Supercaravelle de la compañía TAE en la noche del 11 de noviembre de 1979 ?.
2- ¿ Por qué tres tráficos de origen desconocido permanecieron durante más de cuatro horas sobre el espacio aéreo español ?.
3- ¿ Qué clase de aparatos obligaron al despegue en alerta de un Mirage F-1 de la base de Los Llanos (Albacete)?.
Era la primera vez que el gobierno reconocía la existencia del fenómeno OVNI aunque dieciocho años después, estas preguntas sigan todavía sin responder.
La investigación del juez informador supuso requisar los negativos fotográficos de los testigos mallorquines, además de interrogatorios a los pilotos civiles y militares y comprobaciones meteorológicas así como la invervención de aviones americanos.
Ninguna de ellas dio frutos y, hasta hoy, se ignora quien violó nuestro espacio aéreo obligando aterrizar un avión de pasajeros.
Opinión de Redacción:
Casos como estos son los que aportan datos sobre si estamos solos, y pese a ello los ignoramos, mejor dicho los ignoran...será por temor a un problema?...de ser así, aún con ello deben ser explicados en público.
Links de Interés:
-http://es.wikipedia.org/wiki/Caso_Manises
-http://www.emezeta.com/articulos/expediente-ovni-el-caso-manises
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