Tristeza es dolor que queda. En la tristeza nada se des-cubre. Tristeza para quedarse sentado viendo pasar los minutos como años, que se los va llevando el viento del atardecer. Tristeza es sentirse solo; solo, y para colmo mirando como se te va el tiempo, absorto en una imagen que anuncia un fin.
Seres engañados y seducidos por ellos mismos. Derrotar la tristeza es salir del Uno mismo. Se sale del Uno a través del Otro. Otro es aquel que se ofrece a escucharte. El Otro es también eso que no es tu- yo. Ese Otro que también con-vive en ti y de vez en cuando se atreve a decir algo, por mas que no te animes a escucharlo. Un psicoanalísta descifra lo que tu Otro dice entre líneas. Cuando el Otro que vive en ti se pone a hablar dice, y más de la cuenta. Y dice cosas de las que tu pobre yo se arrepiente de amor.
LIBERTAD A ESO QUE HABLA EN TI.
La tristeza es un mármol. La tristeza es un mármol como el que se pone en los cementerios. La tristeza es un mármol que luce impecablemente blanco, parejo y sin vida.
Los humanos somos sujetos divididos, entre algo que quiere decirse y un “no quiero saber nada de eso”. Cuando triunfa el “no quiero saber nada de eso” sobreviene la tristeza. Sujeto a-callado que ansia la libertad a la vez que teme des-cubrirse.
Un psicoanálisis solo será cura si te ayuda a sentir. Si logras sentir que aun todavía hay secretos a de-cubrir. Que “aun” todo no esta cerrado. Y que “aun” hay camino a recorrer. Que “aun” existe la sorpresa.
Te debes una oportunidad, que como riesgo, rompa misterios.
La tristeza es lo esperado. La tristeza no es lo desesperado. Y el poeta que dice:
-“No te abandones, no te derrumbes... Déjame curarte, no te abandones, no te derrumbes, abre tus alas, deja tus sueños volar”.
Para iniciar un tratamiento psicoanalítico hay que estar desesperado. En ocasiones cuando algunas personas concurren al consultorio evaluó si Real-mente les “hace falta” un análisis. Solo “hace falta” si algo quebró en ti el “no quiero saber nada de eso”. Exigir respeto por la dignidad humana de eso se trata. Evaluó la desesperación. Si no hay desesperación no hay análisis, no hay cambio.
“Hace falta” una gran tempestad para que luego se despeje y salga el sol. De ello sabemos algo los argentinos, y se trata de hacerse oír.
Tristeza es calma tortuosa. Tristeza no es tempestad. Tristeza es lo nublado perpetuo.
LA TRISTEZA SOLO SE AMA A SÍ MISMA.
La tristeza es blanca como un mármol blanco. Un mármol a simple vista se presenta sin grietas. Mas si alguien afina sus sentidos apreciara que existen diminutas grietas.
Explorar en las grietas. Ocultas grietas que anuncian lo Real de la vida.
Habrá que andar a paso forzado. Dar siempre un paso mas, venciendo a la pereza.
Seres engañados y seducidos por ellos mismos. Derrotar la tristeza es salir del Uno mismo. Se sale del Uno a través del Otro. Otro es aquel que se ofrece a escucharte. El Otro es también eso que no es tu- yo. Ese Otro que también con-vive en ti y de vez en cuando se atreve a decir algo, por mas que no te animes a escucharlo. Un psicoanalísta descifra lo que tu Otro dice entre líneas. Cuando el Otro que vive en ti se pone a hablar dice, y más de la cuenta. Y dice cosas de las que tu pobre yo se arrepiente de amor.
LIBERTAD A ESO QUE HABLA EN TI.
La tristeza es un mármol. La tristeza es un mármol como el que se pone en los cementerios. La tristeza es un mármol que luce impecablemente blanco, parejo y sin vida.
Los humanos somos sujetos divididos, entre algo que quiere decirse y un “no quiero saber nada de eso”. Cuando triunfa el “no quiero saber nada de eso” sobreviene la tristeza. Sujeto a-callado que ansia la libertad a la vez que teme des-cubrirse.
Un psicoanálisis solo será cura si te ayuda a sentir. Si logras sentir que aun todavía hay secretos a de-cubrir. Que “aun” todo no esta cerrado. Y que “aun” hay camino a recorrer. Que “aun” existe la sorpresa.
Te debes una oportunidad, que como riesgo, rompa misterios.
La tristeza es lo esperado. La tristeza no es lo desesperado. Y el poeta que dice:
-“No te abandones, no te derrumbes... Déjame curarte, no te abandones, no te derrumbes, abre tus alas, deja tus sueños volar”.
Para iniciar un tratamiento psicoanalítico hay que estar desesperado. En ocasiones cuando algunas personas concurren al consultorio evaluó si Real-mente les “hace falta” un análisis. Solo “hace falta” si algo quebró en ti el “no quiero saber nada de eso”. Exigir respeto por la dignidad humana de eso se trata. Evaluó la desesperación. Si no hay desesperación no hay análisis, no hay cambio.
“Hace falta” una gran tempestad para que luego se despeje y salga el sol. De ello sabemos algo los argentinos, y se trata de hacerse oír.
Tristeza es calma tortuosa. Tristeza no es tempestad. Tristeza es lo nublado perpetuo.
LA TRISTEZA SOLO SE AMA A SÍ MISMA.
La tristeza es blanca como un mármol blanco. Un mármol a simple vista se presenta sin grietas. Mas si alguien afina sus sentidos apreciara que existen diminutas grietas.
Explorar en las grietas. Ocultas grietas que anuncian lo Real de la vida.
Habrá que andar a paso forzado. Dar siempre un paso mas, venciendo a la pereza.
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