Estoy absolutamente segura de que había puesto ya un tema sobre esto (aunque el artículo era otro) Pero lo busqué por todo Albion y no lo encontré D: Si alguien sabe en qué subforo quedó sería un favor grande si me lo dice para unir los temas LOL
O en una de esas, me equivoqué y fue otro el que puso el tema e__eU En fin D:
O en una de esas, me equivoqué y fue otro el que puso el tema e__eU En fin D:
FuentePiquitodeoro escribió:
Todo lo que aquí voy a exponer, lo conocí hace muchos años a través de Linda Goodman, quien con sus escritos, me enseñó sin darse cuenta, que hay muchas cosas que nos son desconocidas por las que la vida cobra un nuevo y maravilloso sentido.
En estos tiempos materialistas, parece pueril pensar que los milagros existen. . . Pero gracias a la ciencia, muchas de las cosas que poetas, metafísicos y soñadores varios han sabido siempre, pueden ser demostradas a los que como Sto Tomás necesitan poner el dedo en la llaga. No está mal. Yo misma he sido descreída y siempre prefiero comprobar las cosas aunque las intuya como ciertas (son los tiempos del conocimiento, la Era de Acuario).
Así que abróchense los cinturones y apaguen los teléfonos que vamos a despegar.
"Día de la Marmota: 2 de Febrero de 1966, primeras horas de la mañana".
El ahora mundialmente famoso por sus investigaciones sobre la vida secreta de las plantas, Cleve Backster, se encontraba en su laboratorio de Nueva York perdido en ensoñaciones, cuando casualmente miró una de sus grandes plantas (Dracaen massangeana). Como la vio algo alicaída, decidió regarla. Mientras se dirigía a por el agua, se preguntó que cuanto tiempo tardaría el agua en llegar desde las raíces hasta las hojas, puesto que parecía tan desesperadamente sedienta. Por tanto, después de regarla conectó un par de electrodos de polígrafo a una de las hojas, sin duda sintiéndose un poco tonto y esperó a ver si la humedad, gradualmente cambiaba el nivel de resistencia de la planta lo suficiente como para que el polígrafo lo registrara.
Hasta donde un piscis es capaz de sorprenderse, Cleve Backster se llevó una buena sorpresa al detectar un patrón de reacción inmediato en la planta, ya más reanimada, que se parecía mucho a la reacción de un humano bajo un estímulo emocional.
A continuación se preguntó con entusiasmo y curiosidad, si la planta registraría también en el papel del polígrafo una respuesta "humana" a cualquier amenaza contra su seguridad y bienestar y decidió tratar de quemarle una hoja.
Lo que ocurrió entonces, fue muy afortunado. Según sus propias palabras: "En cuanto concebí mentalmente la imagen del fuego, la pluma del polígrafo enloqueció y saltó fuera del gráfico. Eso sí que me dio un sobresalto."
Era obvio que la planta, mediante alguna comunicación celular primaria, había percibido la amenaza contra su seguridad. Desde ese histórico día de la Marmota, Cleve Backster ha realizado cuidadosamente cientos de obsevaciones, en un esfuerzo concentrado e intenso por hallar más pruebas de la percepción celular primaria, no solo en la vida vegetal, sino en huevos frescos, cultivos de moho, yogurt, células sanguíneas humanas, muestras de tejido e incluso espermatozoides.
Ha demostrado que las plantas domésticas registran una visible aprensión cuando pasa un perro y también reciben señales de las células moribundas de la sangre medio seca brotada de un dedo cortado por accidente. En realidad, es de igual importancia como prueba de la Unidad del Universo el hecho de que respondan a las señales de inquietud despertadas en cualquier célula de cualquier miembro de la comunidad viviente. Más aún, Cleve B ha descubierto que las plantas pueden recibir señales del pensamiento humano a través de considerables distancias. Han registrado "placer" en el momento en que Cleve, a veinte o veinticinco kilómetros de distancia, pensó en volver para regarlas. Los sentimientos y las imágenes experimentadas individualmente por las plantas y recibidas de otros por ellas no consisten en palabras articuladas, por supueso. No han dado clases de idiomas y por tanto, no comprenden palabras tales como "te van a quemar una hoja" o "espera un poco, ya sé que tienes sed, voy a por agua. Posdata: te amo". Pero cuando quien pronuncia esas palabras imagina esos actos, la traducción a sensación de amenaza, consuelo o afecto es inmediata y directa.
Si Backster ha llamado primario a este fenómeno es porque tal percepción se aplica a todas las células que ha monitorizado, cualquiera sea su función biológica. Ha descubierto respuestas similares en la ameba, el paramecio y todos lo organismos unicelulares que ha probado. Ha intentado infructuosamente bloquear el intecambio de señales mediante una pantalla Faraday, cajas aislantes y envases con interior de plomo. De un modo u otro, la comunicación continúa sin interrupción, tal como ocurre cuando se realizan intentos de bloquear la comunicación invisible entre seres humanos en experimentos de percepción extrasensorial. La conclusión a la que ha llegado Cleve Backster, con una expresión moderada muy digna de Spock, es que "por asombroso que parezca, parece existir una señal de fuerza vital que vincula a toda la creación".
Lo asombroso en la actualidad será mañana cosa de todos los días. Los humanos no tardamos en habituarnos a los milagros. Los descubrimientos antes apabullantes de la electricidad, la radio, el teléfono y la televisión son muy normales. Nadie cae de rodillas maravillado al atender el teléfono, encender la radio o conectar a televisión. Nos aburrimos de la magia casi de inmediato. Pero tal vez sea eso lo que impulsa al Espíritu humano siempre hacia adelante, siempre hacia arriba, en busca de nuevas magias, en busca de nuevos milagros.
Algunos de los descubrimientos de Cleve Backster son divertidos, pero igualmente importantes en cuanto a su significado. Un ejemplo es el "soponcio de las hortalizas" Se conectan electrodos a tres tipos diferentes de verduras frescas. Luego alguien elige una de esas tres para dejarla caer en agua hirviendo, como se hace en los restaurantes con la pobres langostas vivas. La hortaliza seleccionada "se desmaya" aun antes de que la toque, en cuanto es mentalmente seleccionada: es decir: el polígrafo registra un súbito movimiento hacia arriba, seguido por una abrupta línea recta que indica "inconsciencia" Las otras verduras continúan sus garabatos gráficos sin interrupción. . . hasta que la infortunada compañera cae en el agua hirviente: entonces responden con una empática agitación. Los huevos también "se desmayan" cuando se decide recogerlos y romperlos; registran una respuesta "nerviosa" similar cuando se rompe otro huevo a poca distancia.
Este descubrimiento es muy consolador para los vegetarianos, al comprobar que los vegetales caen en una especie de coma anestésico en cuanto comprenden lo que les va a pasar. Cleve B. piensa que uno debería notificar a la comida que está a punto de convertirse en parte de la cadena alimenticia, a fin de que entren en un coma indoloro y protector. Es lo que suelen hacer los monjes tibetanos: disculparse en voz alta ante los alimentos antes de prepararlos o comerlos.
Otro ejemplo de soponcio ocurrió cuando C.B. recibió en su laboratorio de Nueva York la visita de una señora de cierta universidad de Canadá, que se dedicaba a la botánica y "trabajaba con plantas". Quería observar una de las demostraciones con vegetales. Aunque a C.B. No le gustaban ese tipo de cosas, le dio reticentemente el gusto. A la hora designada para la demostración, la mujer llamó a la puerta. La hizo pasar y la condujo directamente adonde estaban las plantas. Mientras ella se sentaba a mirar, él conectó electrodos a varias de las plantas y esperó. Siguió esperando. No había señales, ni siquiera de "soponcio". Las agujas no se movían en el polígrafo.
Con una mezcla de bochorno, fastidio e intriga (nunca antes había visto semejante falta de respuesta), pasó un rato trabajando con los electrodos y finalmente renunció. Las plantas no querían "hablar". Habían cortado toda su comunicación. . . y punto. Eso era todo. C. B. se dijo que si se habían "desmayado" debía de haber ocurrido antes de que él las conectara, probablemente en el momento en que la mujer había llamado a su puerta. . . con algún pensamiento errabundo flotando en su mente. Pero ¿Cual?.
Tras conversar amablemente unos minutos con su visitante, le preguntó que qué clase de trabajo hacía en la Universidad. Ella respondió alegremente: "En general, reúno plantas, las llevo al laboratorio, las pongo en el horno y las horneo para obtener su peso neto". ¡Misterio resuelto!. Las asustadas plantas habían captado, por el extraño Código Morse de la percepción vegetal, que al laboratorio acababa de entrar una "bruja malvada" que quizá quisiera convertirlas en cosas secas.
En cuanto la mujer abandonó el laboratorio, C.B. muy preocupado, volvió a sus traumatizadas plantas; allí estaban, trazando otra vez sus normales diseños de "tranquilidad" en el papel del polígrafo pasado ya el susto.
Esto es divertido, pero también de gran importancia. Las plantas pueden absorber todo tipo de cosas en el aura emocional de los humanos que se les acercan.
Este señor ha realizado tantas pruebas, demostraciones y observaciones que no se pueden detallar aquí, pero uno de los más importantes podría ser el siguiente:
Oficiales de policía y estudiantes de varios estados norteamericanos echan a suertes quien será el "asesino". El así elegido arranca de raíz a una de dos plantas que, durante semanas o meses ha estado "empatizando" una junto a la otra. El "asesino" desgarra las hojas de la planta arrancada y aplica otras muestras de violencia a su pobre víctima. Pocas horas después, cinco de los oficiales entran en el laboratorio, uno a uno, al sitio donde está la "planta testigo" conectada a un electrodo. La planta continúa con sus trazos individuales normales en el gráfico, sin delatar reacción alguna. Pero cuando entra el oficial que asesinó a su amiga, la planta testigo reacciona con una intensa respuesta de "agitación". Un oficial de policía que presenciaba una de estas demostraciones se rascó la cabeza, murmurando: "¡Por Dios! ¿Le parece a usted que un día de éstos declararán a alguien culpable de asesinato basándose en el testimonio de una petunia?.
Mucho nos tememos que sí, oficial. Estamos en la Era de Acuario. Y aunque C.B. no tenga intención de demostrar también eso, quizá no sería mala idea que detectives de homicidios que tomen huellas en el escenario de un crimen, llevaran las plantas presentes en el mismo, al laboratorio de C.B. para someterlas a un careo con los sospechosos. Los resultados, aún sin validez legal, serían cuando menos. . . interesantes. Lo mismo vale para todo tipo de maltrato a mujeres o niños. Las posibilidades son infinitas.
En el pasado se ha atribuido la acción a distancia a fuerzas de gravitación originadas en las luminarias y los planetas, cosa correcta. Sin embargo, la investigación de Backster sobre la percepción celular primaria revela que es también una característica de un campo NO MATERIAL, en el cual el campo de gravitación es localizado por el crecimiento de la plantas.
Lo más importante de esta investigación es que ha dejado establecido firmemente el hecho de que las plantas son seres sensibles, pues poseen algo que sólo puede llamarse "sentimientos".
Las plantas son criaturas sin sistema nervioso; por lo tanto, dependen de las auxinas que fabrican para crecer, el fototropismo, etc. Sin embargo C.B. ha demostrado que presentan respuestas empáticas definidas ante los hechos benéficos o malignos que afectan a las células vivientes de animales, humanos y otras plantas en su vecindal. . . y a distancia.
Al carecer de órganos sensoriales, sus respuestas a los sentimientos no pueden ser definidas como impresiones sensoriales. Deben ser clasificadas como prueba de una fuerza vital aún insospechada y no reconocida por los científicos ortodoxos, pero conocida desde hace milenios por los metafísicos y los poetas. ¿Cual es esa fuerza vital exactamente?. Un acorde musical aún no percibido. . . un espectro de color todavía invisible, que espera el descubrimiento humano, pero que opera en perfecta armonía hasta que ese descubrimiento sea efectuado por terráqueos de buena voluntad.
A quien pueda interesar, recomiendo el libro "The Secret Llife of Plants" de Peter Tompkins y Christopher Bird.
Añado aquí que Cleve Backster, a pesar de haber estudiado ingeniería civil, agricultura y psicología en la Universidad de Texas, no ha terminado ninguno de estos estudios. Así que cuando se le invitó a pronunciar un discurso ante la augusta, respetable y ultraconservadora Asociación americana para el Progreso de la Ciencia (AAPC), se le dio el título de "Padre de la Percepción Celular Primaria". . . Tras ser presentado así ante tan honorable público en la ciudad de Nueva York, haciendo gala de un sutil sentido del humor comenzó de esta forma:
"Por el modo en que ustedes han estado recibiendo mi investigación, me siento, antes bien, su madre soltera".
Besos y risas para tod@s.
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