Imaginación, inspiración, intuición son los tres caminos obligatorios de la iniciación. Vamos a examinar por separado cada uno de estos tres escalones.
Empecemos con la imaginación.
Para el sabio imaginar es ver. La imaginación es el translúcido del alma.
Lo importante es aprender a concentrar el pensamiento en una sola cosa.
Aquel que aprende a pensar una sola cosa hace maravillas y prodigios.
El discípulo que quiera alcanzar el conocimiento imaginativo debe aprender a concentrarse y saber meditar profundamente.
El mejor ejercicio para alcanzar el conocimiento imaginativo es el siguiente:
Sentados frente a una planta nos concentramos en ella hasta olvidar todo lo que no sea ella. Luego cerrando los ojos nos adormeceremos conservando en nuestra imaginación, la forma y figura de la planta, su estructura su perfume y su color.
El discípulo debe provocar el sueño durante estas prácticas. El discípulo dormitando meditará profundamente en la constitución interna del vegetal.
El discípulo imaginará las células vivientes de la planta. La célula vegetal posee protoplasma, membrana y núcleo. El protoplasma es una sustancia viscosa, elástica y transparente muy parecida a la clara de huevo (Materia Albuminoidea). El discípulo dormitando debe reflexionar sobre los cuatro elementos fundamentales del protoplasma de la célula vegetal. Estos cuatro elementos son: el carbono, el oxigeno, el hidrógeno, y el nitrógeno.
La membrana es una sustancia maravillosa sin color, que en el agua resulta totalmente insoluble. Esa sustancia es la famosa celulosa.
El discípulo bien concentrado imaginará el núcleo de la célula como un pequeño corpúsculo donde palpita la gran vida universal. Dentro del núcleo está el filamento nuclear, el jugo nuclear y los nucléolos envueltos todos por la membrana nuclear. Los nucléolos son crepúsculos infinitesimales llenos de brillo y belleza, productos residuales de las reacciones incesantes del organismo vegetal.
El discípulo bien concentrado debe imaginar con toda precisión lógica todas esas sustancias minerales y combinaciones orgánicas que se desenvuelven armoniosamente en el protoplasma celular de la planta. Pensad en los granos de almidón y en la portentosa clorofila sin la cual sería imposible llegar a síntesis orgánicas perfectas. La clorofila se presenta en forma granulada (Cloroleusitos) de color amarillo muy hermoso (Xantofila). Esta última bajo los rayos solares se pinta con ese verde tan precioso del vegetal. Toda la planta es una perfecta comunidad celular de perfecciones incalculables. Debe el estudiante meditar en la perfección de la planta y en todos sus procesos científicos, lleno de una beatitud mística; y encantado de tanta belleza.
El místico se extasía recordando todos los fenómenos de nutrición, relación y reproducción de cada célula vegetal.
Miremos el Cáliz de la flor allí están sus órganos sexuales. Allí está el Polen elemento reproductor masculino. Allí está el Pistilo o Gineceo, órgano femenino preciosísimo con su Ovario, Estilo y Estigma.
El Ovario es un saco lleno de óvulos maravillosos. Con relación al Pistilo los estambres pueden ocupar distintas posiciones: Inserción por debajo del Ovario, alrededor del ovario o por encima del ovario.
La fecundación se verifica con la función de los gérmenes femeninos y los gametos masculinos. El polen, gameto masculino, después de salir de la antena llega entonces al Ovario de la planta donde ansioso le espera el óvulo, gameto femenino.
La semilla es el óvulo precioso y encantador que después de haber sido fecundado se transforma y crece. Recuerde ahora el estudiante aquella época en la cual está ahora meditando brotaba como un tallito delicado. Imagínensela creciendo lentamente hasta verla con la imaginación echando ramas, hojas, y flores. Recuerde que todo lo que nace tiene que morir. Imagine ahora el proceso del morir de la planta. Sus flores se marchitan, sus hojas se secan y el viento se las lleva y por último solo quedan algunos leños secos.
Este proceso del nacer y del morir es maravilloso. Meditando en todo este proceso del nacer y del morir de una planta, meditando en toda esa maravillosa vida del vegetal, si la concentración es perfecta, y si el sueño logra hacerse profundo, entonces giran los chacras del cuerpo astral, se desarrollan y desenvuelven.
La meditación debe ser correcta. La mente debe ser exacta. Se necesita el pensamiento lógico y el concepto exacto a fin de que los sentidos internos se desarrollen absolutamente perfectos.
Toda incoherencia, toda falta de lógica y de equilibrio mental, obstruye y daña la evolución y progreso de los chacras discos, o flores de loto del cuerpo astral. El estudiante necesita mucha paciencia porque cualquier acto de impaciencia lo lleva al fracaso. Se necesita paciencia, voluntad, tenacidad y fe absolutamente consciente.
Empecemos con la imaginación.
Para el sabio imaginar es ver. La imaginación es el translúcido del alma.
Lo importante es aprender a concentrar el pensamiento en una sola cosa.
Aquel que aprende a pensar una sola cosa hace maravillas y prodigios.
El discípulo que quiera alcanzar el conocimiento imaginativo debe aprender a concentrarse y saber meditar profundamente.
El mejor ejercicio para alcanzar el conocimiento imaginativo es el siguiente:
Sentados frente a una planta nos concentramos en ella hasta olvidar todo lo que no sea ella. Luego cerrando los ojos nos adormeceremos conservando en nuestra imaginación, la forma y figura de la planta, su estructura su perfume y su color.
El discípulo debe provocar el sueño durante estas prácticas. El discípulo dormitando meditará profundamente en la constitución interna del vegetal.
El discípulo imaginará las células vivientes de la planta. La célula vegetal posee protoplasma, membrana y núcleo. El protoplasma es una sustancia viscosa, elástica y transparente muy parecida a la clara de huevo (Materia Albuminoidea). El discípulo dormitando debe reflexionar sobre los cuatro elementos fundamentales del protoplasma de la célula vegetal. Estos cuatro elementos son: el carbono, el oxigeno, el hidrógeno, y el nitrógeno.
La membrana es una sustancia maravillosa sin color, que en el agua resulta totalmente insoluble. Esa sustancia es la famosa celulosa.
El discípulo bien concentrado imaginará el núcleo de la célula como un pequeño corpúsculo donde palpita la gran vida universal. Dentro del núcleo está el filamento nuclear, el jugo nuclear y los nucléolos envueltos todos por la membrana nuclear. Los nucléolos son crepúsculos infinitesimales llenos de brillo y belleza, productos residuales de las reacciones incesantes del organismo vegetal.
El discípulo bien concentrado debe imaginar con toda precisión lógica todas esas sustancias minerales y combinaciones orgánicas que se desenvuelven armoniosamente en el protoplasma celular de la planta. Pensad en los granos de almidón y en la portentosa clorofila sin la cual sería imposible llegar a síntesis orgánicas perfectas. La clorofila se presenta en forma granulada (Cloroleusitos) de color amarillo muy hermoso (Xantofila). Esta última bajo los rayos solares se pinta con ese verde tan precioso del vegetal. Toda la planta es una perfecta comunidad celular de perfecciones incalculables. Debe el estudiante meditar en la perfección de la planta y en todos sus procesos científicos, lleno de una beatitud mística; y encantado de tanta belleza.
El místico se extasía recordando todos los fenómenos de nutrición, relación y reproducción de cada célula vegetal.
Miremos el Cáliz de la flor allí están sus órganos sexuales. Allí está el Polen elemento reproductor masculino. Allí está el Pistilo o Gineceo, órgano femenino preciosísimo con su Ovario, Estilo y Estigma.
El Ovario es un saco lleno de óvulos maravillosos. Con relación al Pistilo los estambres pueden ocupar distintas posiciones: Inserción por debajo del Ovario, alrededor del ovario o por encima del ovario.
La fecundación se verifica con la función de los gérmenes femeninos y los gametos masculinos. El polen, gameto masculino, después de salir de la antena llega entonces al Ovario de la planta donde ansioso le espera el óvulo, gameto femenino.
La semilla es el óvulo precioso y encantador que después de haber sido fecundado se transforma y crece. Recuerde ahora el estudiante aquella época en la cual está ahora meditando brotaba como un tallito delicado. Imagínensela creciendo lentamente hasta verla con la imaginación echando ramas, hojas, y flores. Recuerde que todo lo que nace tiene que morir. Imagine ahora el proceso del morir de la planta. Sus flores se marchitan, sus hojas se secan y el viento se las lleva y por último solo quedan algunos leños secos.
Este proceso del nacer y del morir es maravilloso. Meditando en todo este proceso del nacer y del morir de una planta, meditando en toda esa maravillosa vida del vegetal, si la concentración es perfecta, y si el sueño logra hacerse profundo, entonces giran los chacras del cuerpo astral, se desarrollan y desenvuelven.
La meditación debe ser correcta. La mente debe ser exacta. Se necesita el pensamiento lógico y el concepto exacto a fin de que los sentidos internos se desarrollen absolutamente perfectos.
Toda incoherencia, toda falta de lógica y de equilibrio mental, obstruye y daña la evolución y progreso de los chacras discos, o flores de loto del cuerpo astral. El estudiante necesita mucha paciencia porque cualquier acto de impaciencia lo lleva al fracaso. Se necesita paciencia, voluntad, tenacidad y fe absolutamente consciente.
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