Ven en la oscuridad, no duermen, no se cansan, no sufren...
Olvídese de los tanques, los misiles Tomahawk o los nuevos cazas F-22 Raptor. En las guerras del futuro, EE UU apostará por los supersoldados: seres humanos mejorados, rectificados y corregidos. Y no porque vayan a estar equipados con trajes de invisibilad o armas que funcionen a la velocidad del pensamiento; el soldado que quieren crear no tendrá casi necesidad de dormir, comer o beber, podrá curarse rápidamente, será inmune al dolor, al calor o al frío, hablará y entenderá docenas de idiomas y no tendrá problemas morales o éticos al cumplir su trabajo. En definitiva, será una especie de biorrobot capaz de funcionar a pleno rendimiento los 7 días de la semana cuyo subconsciente podría incluso controlarse a distancia.
Inventos que parecen salidos de la ciencia ficción
La organización encargada de inventarlo se denomina DARPA: Agencia para Investigaciones de Proyectos Avanzados en Defensa. Los escépticos harían bien en recordar que en la década de los sesenta uno de sus ingenieros ideó una forma de interconectar ordenadores distantes entre sí que daría origen a la red Arpanet, la semilla de lo que hoy se conoce como internet.
Pero la Red de Redes es sólo uno de los muchos avances extraordinarios de la ultrasecreta DARPA, que fue fundada hace 50 años en respuesta al lanzamiento del Sputnik soviético. Las contribuciones de la agencia incluyen los aviones que eluden el radar, los equipos de visión nocturna y el diseño que daría origen al rifle de asalto M-16.
A principios del siglo XXI, los estrategas militares estadounidenses concluyeron que la mejor forma de vérselas en un primer momento con amenazas transfronterizas era tener pequeños grupos de soldados preparados para infiltrarse en vez de desplegar una gran cantidad de equipo pesado. Ello significaba que esos comandos debían poder sobrevivir sin médicos, comunicaciones, apoyo táctico o provisiones.
En 2002, DARPA proclamó que “el ser humano se estaba convirtiendo en el eslabón más débil en la cadena de los sistemas de defensa”, y solicitó al Congreso 160 millones de dólares anuales para investigaciones. “Reforzarla no sólo pasa por desarrollar materiales que mejoren su desempeño, sino posibilitar nuevas capacidades humanas”.
Los críticos describen los experimentos de DARPA como si en sus instalaciones se estuvieran creando monstruos de Frankenstein. “Es más habladuría que otra cosa”, afirma Tony Tether, director de la agencia, en la revista WIRED. “El ejército estadounidense tiene el mejor entrenamiento del mundo. Nuestra misión es idear la forma de mantener el nivel cuando los soldados están en situaciones difíciles”. Así, DARPA patrocina hoy docenas de proyectos de acrecentamiento humano en laboratorios del país y en instituciones foráneas. Y uno de los principales objetivos ahora que la tasa de reclutamiento en EE UU ha caído un 12% es crear dos guerreros por el precio de uno, esto es, un soldado que no duerma.
Durante la Guerra de Vietnam, el ejército de EE UU estudió ampliamente cómo afectaba a sus hombres no dormir. En esa época, lo único que se podía hacer para mantener a los reclutas con los ojos abiertos era darles montañas de anfetaminas. En la actualidad, DARPA trabaja en un programa de Prevención de Falta del Sueño que permitirá a un piloto volar 30 horas seguidas o a un “boina verde” sobrellevar hasta 74 horas de actividad sostenida sin que sufra incapacidades psicomotoras.
En la Universidad de Wake Forest, en Carolina del Norte, se está estudiando una clase de fármacos denominados ampakinas que podrían evitar el déficit cognitivo asociado a la falta de sueño. En la Universidad de Columbia, un equipo de científicos utiliza estimulación magnética transcraneal para contrarrestar la fatiga y técnicas de representación por imágenes para analizar los efectos neuroprotectores y neurorregeneradores de un antioxidante presente en la planta del cacao. A la vez, la Fuerza Aérea investiga una droga llamada Modafinil, que supuestamente podría mantenernos en pie 88 horas.
Objetivo: no parar ni para comer al menos en 3 días
¿Pero de qué vale un guerrero que no duerme si de todas maneras tiene que comer y beber? Para acabar con ese problema, otro proyecto, conocido como programa de Desempeño Cumbre del Soldado, busca “poder realizar un trabajo físico y cognitivo continuado de 3 a 5 días, las 24 horas diarias, sin necesidad de ingerir calorías”.
Aunque por término medio un adulto necesita entre 1.500 y 2.000 calorías diarias, un soldado en acción puede requerir casi 8.000. Pero, puesto que detenerse a comer resta un tiempo valioso que podría usarse en identificar o eliminar blancos, DARPA investiga formas de “lograr el total dominio metabólico”. Esto incluye controlar el hambre usando nutracéuticos –complementos alimenticios natu rales de origen marino y vegetal– y suplementos nutritivos para darle al cuerpo lo que necesita cuando no hay comida por ninguna parte. Así, con la ayuda de las bacterias adecuadas, se podrían digerir cosas que hoy se consideran incomibles, como la celulosa de las plantas.
Buena parte de este trabajo se lleva a cabo en el Centro de Sistemas para Soldados del Ejército en Natick, Massachusetts. Recientemente, este laboratorio desarrolló un prototipo de lo que llaman First Strike Ration. Se trata de un paquete alimenticio que incluye tres emparedados, un puré de manzana reforzado con carbohidratos y chicles de cafeína. Según un informe del centro, las nuevas raciones de campaña están pensadas “para consumirse en movimiento y en las primeras 72 horas del conflicto”. Este mismo organismo ideó un alimento deshidratado que el soldado podía rehidratar sin peligro con su propia orina. Precisamente, para solucionar el consumo de líquidos, DARPA creó un programa especial de recolección de agua que permite extraerla del propio aire y, por tanto, evita tener que acarrearla.
Ahora que hemos visto cómo pueden reducirse las necesidades de sueño, agua y alimentos del combatiente, es el momento de convertirlo en un auténtico Supermán. El proyecto Soldado Metabólicamente Dominante busca aumentar el rendimiento celular para promover la resistencia y la fuerza, y así conseguir, por ejemplo, que un comando cargue con facilidad incluso 100 kilos de equipo.
Los primeros pasos se están dando en la Universidad de Stanford, donde se ha desarrollado el “guante enfriador”. Este ingenio, parecido a una tetera recubierta por dentro por una especie de hemisferio metálico, produce un vacío que conduce la sangre hacia la mano y la enfría, lo que refresca el cuerpo en segundos. Según Craig Heller, uno de sus inventores, experto en ciencias biológicas, “en esencia, los músculos se fatigan porque se recalientan; el guante apura el intercambio de temperaturas que sucede normalmente cuando sudamos. Tras cuatro meses usándolo, Heller, que tiene más de 60 años, ha logrado hacer mil flexiones seguidas.
En la otra punta del país, en el Instituto del Cáncer Dana-Farber de Boston, el biólogo Lan Bo Chen trabaja en un cóctel de quercetina, té verde y vitamina B capaz de aumentar la producción de mitocondrias, la maquinaria que da energía a las células. De momento, los ciclistas que lo han probado han mejorado sus tiempos un 3%.
Tratamientos contra el remordimiento
Supermán puede estar muy bien, pero si su mente está llena de ansiedades y culpabilidad, podría será fácilmente derrotado. Por ejemplo, se calcula que durante la Segunda Guerra Mundial apenas el 20% de la infantería estadounidense disparó sus armas contra el enemigo. En Vietnam, ya era el 90%. ¿Acaso se puede acabar con los remordimientos y los desórdenes postraumáticos asociados a ellos?
En las universidades de Harvard y Columbia varios equipos trabajan en métodos de inhibición del miedo y en distintas formas de “anestesiar la memoria” usando pastillas de propranodol. Pero DARPA quiere ir más lejos. De hecho, su idea es llegar a crear una especie de humano-robot. A la agencia no le falta experiencia. Hace unos años, logró controlar por ordenador un ratón al que se le habían implantado electrodos en los sesos, y en la actualidad trabaja en un tiburón que puede ser manejado a distancia. En la Universidad de Nueva York, el renombrado neurocientífico colombiano Rodolfo Llinás inserta nanocables en los capilares del cerebro de roedores para estimularlo a distancia y así generar sensaciones y estados de ánimo artificiales. Según Llinás, la comunicación directa entre mente y máquina puede ser posible.
En una entrevista para la emisora Public Broadcasting Service, Llinás planteó el siguiente supuesto: “Convenientemente desarrollada, esta tecnología permitiría que cada miembro de un grupo de soldados fuese consciente de la existencia de todos y cada uno de ellos y de lo que están haciendo en cada momento. El grupo de personas individuales desaparece para convertirse en una única entidad. Así, si uno resulta herido, todos podrían saberlo instantáneamente. En el fondo, se trataría de una especie de conciencia colectiva”.
La división de investigación de Boeing Phanton Works también investiga la mejora de las capacidades cognitivas de los militares. Su idea es que los especialistas que controlan desde tierra el vuelo de los aviones no tripulados, como el Predator estadounidense o el Heron israelí, sean algún día capaces de manejar simultáneamente varios escuadrones de cazas robot al mismo tiempo. Para ello, se debe aumentar la concentración, la memoria y, sobre todo, la velocidad con la que el controlador reconoce los blancos. De momento, los técnicos de Boeing utilizan espectrografías para examinar el comportamiento de su cerebro.
Fuente:
http://www.muyinteresante.es/index.php?option=com_content&task=view&id=809&Itemid=153&limit=1&limitstart=0
Olvídese de los tanques, los misiles Tomahawk o los nuevos cazas F-22 Raptor. En las guerras del futuro, EE UU apostará por los supersoldados: seres humanos mejorados, rectificados y corregidos. Y no porque vayan a estar equipados con trajes de invisibilad o armas que funcionen a la velocidad del pensamiento; el soldado que quieren crear no tendrá casi necesidad de dormir, comer o beber, podrá curarse rápidamente, será inmune al dolor, al calor o al frío, hablará y entenderá docenas de idiomas y no tendrá problemas morales o éticos al cumplir su trabajo. En definitiva, será una especie de biorrobot capaz de funcionar a pleno rendimiento los 7 días de la semana cuyo subconsciente podría incluso controlarse a distancia.
Inventos que parecen salidos de la ciencia ficción
La organización encargada de inventarlo se denomina DARPA: Agencia para Investigaciones de Proyectos Avanzados en Defensa. Los escépticos harían bien en recordar que en la década de los sesenta uno de sus ingenieros ideó una forma de interconectar ordenadores distantes entre sí que daría origen a la red Arpanet, la semilla de lo que hoy se conoce como internet.
Pero la Red de Redes es sólo uno de los muchos avances extraordinarios de la ultrasecreta DARPA, que fue fundada hace 50 años en respuesta al lanzamiento del Sputnik soviético. Las contribuciones de la agencia incluyen los aviones que eluden el radar, los equipos de visión nocturna y el diseño que daría origen al rifle de asalto M-16.
A principios del siglo XXI, los estrategas militares estadounidenses concluyeron que la mejor forma de vérselas en un primer momento con amenazas transfronterizas era tener pequeños grupos de soldados preparados para infiltrarse en vez de desplegar una gran cantidad de equipo pesado. Ello significaba que esos comandos debían poder sobrevivir sin médicos, comunicaciones, apoyo táctico o provisiones.
En 2002, DARPA proclamó que “el ser humano se estaba convirtiendo en el eslabón más débil en la cadena de los sistemas de defensa”, y solicitó al Congreso 160 millones de dólares anuales para investigaciones. “Reforzarla no sólo pasa por desarrollar materiales que mejoren su desempeño, sino posibilitar nuevas capacidades humanas”.
Los críticos describen los experimentos de DARPA como si en sus instalaciones se estuvieran creando monstruos de Frankenstein. “Es más habladuría que otra cosa”, afirma Tony Tether, director de la agencia, en la revista WIRED. “El ejército estadounidense tiene el mejor entrenamiento del mundo. Nuestra misión es idear la forma de mantener el nivel cuando los soldados están en situaciones difíciles”. Así, DARPA patrocina hoy docenas de proyectos de acrecentamiento humano en laboratorios del país y en instituciones foráneas. Y uno de los principales objetivos ahora que la tasa de reclutamiento en EE UU ha caído un 12% es crear dos guerreros por el precio de uno, esto es, un soldado que no duerma.
Durante la Guerra de Vietnam, el ejército de EE UU estudió ampliamente cómo afectaba a sus hombres no dormir. En esa época, lo único que se podía hacer para mantener a los reclutas con los ojos abiertos era darles montañas de anfetaminas. En la actualidad, DARPA trabaja en un programa de Prevención de Falta del Sueño que permitirá a un piloto volar 30 horas seguidas o a un “boina verde” sobrellevar hasta 74 horas de actividad sostenida sin que sufra incapacidades psicomotoras.
En la Universidad de Wake Forest, en Carolina del Norte, se está estudiando una clase de fármacos denominados ampakinas que podrían evitar el déficit cognitivo asociado a la falta de sueño. En la Universidad de Columbia, un equipo de científicos utiliza estimulación magnética transcraneal para contrarrestar la fatiga y técnicas de representación por imágenes para analizar los efectos neuroprotectores y neurorregeneradores de un antioxidante presente en la planta del cacao. A la vez, la Fuerza Aérea investiga una droga llamada Modafinil, que supuestamente podría mantenernos en pie 88 horas.
Objetivo: no parar ni para comer al menos en 3 días
¿Pero de qué vale un guerrero que no duerme si de todas maneras tiene que comer y beber? Para acabar con ese problema, otro proyecto, conocido como programa de Desempeño Cumbre del Soldado, busca “poder realizar un trabajo físico y cognitivo continuado de 3 a 5 días, las 24 horas diarias, sin necesidad de ingerir calorías”.
Aunque por término medio un adulto necesita entre 1.500 y 2.000 calorías diarias, un soldado en acción puede requerir casi 8.000. Pero, puesto que detenerse a comer resta un tiempo valioso que podría usarse en identificar o eliminar blancos, DARPA investiga formas de “lograr el total dominio metabólico”. Esto incluye controlar el hambre usando nutracéuticos –complementos alimenticios natu rales de origen marino y vegetal– y suplementos nutritivos para darle al cuerpo lo que necesita cuando no hay comida por ninguna parte. Así, con la ayuda de las bacterias adecuadas, se podrían digerir cosas que hoy se consideran incomibles, como la celulosa de las plantas.
Buena parte de este trabajo se lleva a cabo en el Centro de Sistemas para Soldados del Ejército en Natick, Massachusetts. Recientemente, este laboratorio desarrolló un prototipo de lo que llaman First Strike Ration. Se trata de un paquete alimenticio que incluye tres emparedados, un puré de manzana reforzado con carbohidratos y chicles de cafeína. Según un informe del centro, las nuevas raciones de campaña están pensadas “para consumirse en movimiento y en las primeras 72 horas del conflicto”. Este mismo organismo ideó un alimento deshidratado que el soldado podía rehidratar sin peligro con su propia orina. Precisamente, para solucionar el consumo de líquidos, DARPA creó un programa especial de recolección de agua que permite extraerla del propio aire y, por tanto, evita tener que acarrearla.
Ahora que hemos visto cómo pueden reducirse las necesidades de sueño, agua y alimentos del combatiente, es el momento de convertirlo en un auténtico Supermán. El proyecto Soldado Metabólicamente Dominante busca aumentar el rendimiento celular para promover la resistencia y la fuerza, y así conseguir, por ejemplo, que un comando cargue con facilidad incluso 100 kilos de equipo.
Los primeros pasos se están dando en la Universidad de Stanford, donde se ha desarrollado el “guante enfriador”. Este ingenio, parecido a una tetera recubierta por dentro por una especie de hemisferio metálico, produce un vacío que conduce la sangre hacia la mano y la enfría, lo que refresca el cuerpo en segundos. Según Craig Heller, uno de sus inventores, experto en ciencias biológicas, “en esencia, los músculos se fatigan porque se recalientan; el guante apura el intercambio de temperaturas que sucede normalmente cuando sudamos. Tras cuatro meses usándolo, Heller, que tiene más de 60 años, ha logrado hacer mil flexiones seguidas.
En la otra punta del país, en el Instituto del Cáncer Dana-Farber de Boston, el biólogo Lan Bo Chen trabaja en un cóctel de quercetina, té verde y vitamina B capaz de aumentar la producción de mitocondrias, la maquinaria que da energía a las células. De momento, los ciclistas que lo han probado han mejorado sus tiempos un 3%.
Tratamientos contra el remordimiento
Supermán puede estar muy bien, pero si su mente está llena de ansiedades y culpabilidad, podría será fácilmente derrotado. Por ejemplo, se calcula que durante la Segunda Guerra Mundial apenas el 20% de la infantería estadounidense disparó sus armas contra el enemigo. En Vietnam, ya era el 90%. ¿Acaso se puede acabar con los remordimientos y los desórdenes postraumáticos asociados a ellos?
En las universidades de Harvard y Columbia varios equipos trabajan en métodos de inhibición del miedo y en distintas formas de “anestesiar la memoria” usando pastillas de propranodol. Pero DARPA quiere ir más lejos. De hecho, su idea es llegar a crear una especie de humano-robot. A la agencia no le falta experiencia. Hace unos años, logró controlar por ordenador un ratón al que se le habían implantado electrodos en los sesos, y en la actualidad trabaja en un tiburón que puede ser manejado a distancia. En la Universidad de Nueva York, el renombrado neurocientífico colombiano Rodolfo Llinás inserta nanocables en los capilares del cerebro de roedores para estimularlo a distancia y así generar sensaciones y estados de ánimo artificiales. Según Llinás, la comunicación directa entre mente y máquina puede ser posible.
En una entrevista para la emisora Public Broadcasting Service, Llinás planteó el siguiente supuesto: “Convenientemente desarrollada, esta tecnología permitiría que cada miembro de un grupo de soldados fuese consciente de la existencia de todos y cada uno de ellos y de lo que están haciendo en cada momento. El grupo de personas individuales desaparece para convertirse en una única entidad. Así, si uno resulta herido, todos podrían saberlo instantáneamente. En el fondo, se trataría de una especie de conciencia colectiva”.
La división de investigación de Boeing Phanton Works también investiga la mejora de las capacidades cognitivas de los militares. Su idea es que los especialistas que controlan desde tierra el vuelo de los aviones no tripulados, como el Predator estadounidense o el Heron israelí, sean algún día capaces de manejar simultáneamente varios escuadrones de cazas robot al mismo tiempo. Para ello, se debe aumentar la concentración, la memoria y, sobre todo, la velocidad con la que el controlador reconoce los blancos. De momento, los técnicos de Boeing utilizan espectrografías para examinar el comportamiento de su cerebro.
Fuente:
http://www.muyinteresante.es/index.php?option=com_content&task=view&id=809&Itemid=153&limit=1&limitstart=0
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