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Moa ,Gigante entre las Aves Apop10

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    Moa ,Gigante entre las Aves

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    Moa ,Gigante entre las Aves Empty Moa ,Gigante entre las Aves

    Mensaje  fantasma Mar Jun 30, 2009 1:15 am

    Moa, el gran señor bípedo de los bosques de Nueva Zelanda. Si alguien le habla del avestruz sabrá, sin duda, que se está refiriendo a un ave corpulenta y no voladora, muy veloz, que tiene fama de esconder su cabeza bajo tierra. Pero probablemente no ocurra lo mismo si le mencionan al MOA...

    Moa ,Gigante entre las Aves Moap

    El Moa, esta ave, endémica de Nueva Zelanda, dejó de existir
    hace varios siglos como resultado de su caza masiva por los
    habitantes de las islas.
    Ahora, su nombre ha vuelto a sonar
    entre los científicos tras el anuncio de la secuenciación
    completa de su ADN mitocondrial por investigadores de las
    Universidades de Oxford y Barcelona. Una hazaña importante,
    pero no suficiente para poder recuperar a estas majestuosas
    aves, ya extintas. Extinguida según los cálculos hace más de 300 años,
    este ave corredora habitó durante siglos las tierras de
    Nueva Zelanda. Pero cuando el hombre europeo alcanzó la isla
    sólo quedaban de los moas algunos huesos, algunas plumas y
    las leyendas y relatos que sobre ellas contaban los maoríes.
    Las reconstrucciones y los datos obtenidos desde entonces
    indican que se trataba de un animal pacífico,
    fundamentalmente herbívoro, que ingería semillas, frutas,
    hojas, hierba e incluso ramas. Pertenecía al grupo de aves
    hoy conocido como rátidas, aves terrestres, bípedas e
    incapaces de alzar el vuelo. Según los cálculos actuales
    podía haber unas 11 especies diferentes de moas (aunque se
    han manejado cifras de hasta 37 especies), algunas tan
    pequeñas como un pavo y otras de descomunal tamaño. Entre
    ellas, la especie Dinornis giganteus (Moa Gigante) ostenta
    el título de ser el ave más alta que ha pisado la Tierra,
    con más de 3' 7 metros de altura, un metro por encima de uno
    de sus parientes, el avestruz, quien ocupa el segundo lugar
    con sus 2' 7 metros. Por su tamaño y corpulencia debía
    consumir a diario tanta cantidad de alimento como un buey.

    A diferencia del avestruz, el moa no vivía en
    llanuras sino en los frondosos bosques que, por entonces,
    debían cubrir al completo las islas de Nueva Zelanda. Sus
    estrepitosos chillidos eran la mejor garantía para mantener
    la comunicación en el espesor de la vegetación. Las hembras,
    que debían ser algo más grandes que los machos, delegaban en
    ellos la tarea de incubar los huevos y el cuidado de los
    polluelos. Éstos, nidífugos y vivaces, salían de los
    gigantescos huevos (con cerca de 5 litros de capacidad en
    las especies más grandes) en un estadio de desarrollo lo
    bastante avanzado para seguir a su padre en pocos días. Como
    complemento a su dieta vegetariana, los más jóvenes comían
    también serpientes, invertebrados, ranas y otros animales
    pequeños de las islas.

    Los restos hallados indican que las distintas
    especies de moas debieron extenderse por todo el territorio
    de Nueva Zelanda. Dueños de aquellas tierras, su única
    amenaza antes de la llegada del hombre parecía proceder del
    Águila Gigante, un depredador también extinguido en la
    actualidad, con 3 metros de envergadura y más de 10 kilos de
    peso, que posiblemente atacaba a sus presas en las zonas de
    transición entre los tupidos bosques y las praderas. Otro
    impresionante habitante de aquel mundo de gigantes y que se
    considera como el águila más grande que ha existido.

    Durante su visita a las islas neocelandesas, el
    naturalista y padre de la biología evolutiva Charles Darwin
    estudió a fondo los motivos por los que numerosas aves,
    entre ellas los por entonces ya extinguidos moas, habían
    perdido la facultad de volar. Llegó entonces a la conclusión
    de que la pérdida de las alas era favorable para sobrevivir
    en el mundo insular, donde los vientos arrastraban con más
    facilidad a los animales voladores. Y de hecho la
    experiencia ha demostrado que es algo común observar la
    ausencia de vuelo en los pájaros y, en general, grandes
    tamaños entre la fauna en los grupos de islas repartidos por
    los distintos rincones del planeta.

    La fatídica desaparición de los moas ha sido objeto
    de estudio por parte de multitud de investigadores en el
    último cuarto de milenio. Los resultados han llevado a la
    conclusión de que fue la llegada del hombre, con la
    destrucción del hábitat y la caza masiva, la que llevo a la
    extinción de todas las especies de moa en poco tiempo.

    Sin embargo, los moas no fueron las únicas aves de
    Oceanía en correr esta suerte. Aunque todavía estamos lejos
    de conocer todas las especies hoy extinguidas, se calcula
    que al menos un tercio de las especies de aves han
    desaparecido de Oceanía desde la llegada de las primeras
    poblaciones humanas a esas tierras, hace ya unos 30.000
    años. Los 16.997 pares de bases del ADN mitocondrial del
    moa, ahora secuenciado, solamente representan alrededor de
    un 0,0005% genoma completo de estas majestuosas aves. Un
    genoma que, en un principio de siglo caracterizada por el
    boom de los proyectos genéticos, no se descarta como reto de
    cara al futuro.

    Fuente:
    www.todoleyendas.com

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