Dos cosas: Primero este articulo no es mio, volvi a empesar a copiar y a pegar mis ideas y lo que me gusta porque por hay alguien que no voy a nombrar(Si a ti me refiero taki ¬¬) me quito las ganas de intentar explicarme , Segundo el que no le guste leer cosa que me parese de ignorantes, denle a la flechita en su buscador que dice "Atras" y busquen un tema donde le expliquen todo con manzanas
Si usted es budista, hace Reiki, simpatiza con San Germain o forma parte de algún movimiento New Age, tiene motivos para la alarma: está entre los grupos de riesgo.
El complejo de karma hipocondríaco es tan recurrente entre las gentes de vicio espiritual que es hoy una auténtica plaga apocalíptica. No es mortal pero provoca gran dolor, concentrado principalmente entorno al área del corazón. Va acompañado de desorientación mental y emocional, hasta el punto de convertir al doliente en un matemático cósmico que ya no vive una vida, sino el resultado de unas cuantas sumas y restas.
Peor que la enfermedad en sí, es la solución: el único remedio conocido son unas prácticas demoníacas ya prácticamente erradicadas de los chelas, gracias al buen hacer de los Santos Maestros de Piscis. Me estoy refiriendo a una acción tan sumamente devastadora que podría por sí sola derribar los cimientos de la Devoción, encharcando la Religión, y tumbar así el Milenario Imperio de la Ley de Dios.
Por desgracia, mi juramento Hipocrático no me deja elección, aunque haya de dar a Dios una patada en sus mismísimas partes divinas, son ustedes o Él.
El remedio prohibido es.... ¡¡¡¡¡PENSAR!!!!!!
Ah, ¿es que no creen que pensar es peligroso? Vayamos por partes, lo primero es el complejo kármico.
Se nos ha definido el karma como una Rueda regida por el Principio de la Compensación. La Era de Piscis ha simplificado enormemente el concepto para encajarlo en su modelo de amor-devocional. En el congestionado mundo bidimensional de Piscis, el karma, es una cinta métrica y el Principio de Compensación no es más que una ley que castiga a los malos y premia a los buenos. Si en esta vida acumulo "buenos" actos, en la siguiente tendré matemáticamente una vida mejor, y peor si acumulo "malos" actos. Simple y efectivo, que nadie diga que no se entiende a Dios.
Una vez se presentaron ante un rey unos pícaros que decían ser sastres de gran pericia, capaces de tejer un traje de hilo de oro tan ligero como la pluma de un gorrión. El traje tendría una rara cualidad mágica: no podría ser visto por los incompetentes. Durante la elaboración del traje, nadie en palacio, ni siquiera el mismo rey, se atrevió a reconocer que no lo veía, limitándose todos a señalar lo precioso que estaba quedando. Terminado, el monarca salió en gran procesión a enseñar el nuevo traje a su pueblo. Por miedo a la incompetencia también los plebeyos se apresuraban a comentar lo bonito de lo que no veían. Finalmente el rey pasó junto al loco, y este, sin nada que temer, señalando exclamó: ¡pero si está desnudo!
Se nos ha simplificado tanto el modelo kármico que ha quedado realmente reducido a una circunferencia con dos polos, uno positivo con el bien y otro negativo con el mal. Los estilistas de Piscis nos han diseñado un modelo tan ligero que no molesta pensar en él ni cuando te duele la cabeza.
Con sorna les digo que una rueda encerrada en dos planos, no es una auténtica rueda, en mi colegio a eso lo llamaban círculo. Una auténtica rueda requiere por lo menos de tres planos. Así que, ¿es o no es una Rueda?
Si de verdad el karma es una Rueda, vamos a hacerla girar. Levantémosla del suelo (plano bidimensional) y ajustémosla a un eje. ¡Bienvenidos, acaban ustedes de entrar en la tercera dimensión! (no sean manazas y no toquen nada que no sepan qué es). Ahora el karma puede libremente girar en un sentido y otro. Si aplico fuerza un instante tiende a girar y girar sin parar.
Primera conclusión: en el mundo de los locos el karma tiene una extraña propiedad: la inercia. Esto significa que cualquier acción que realice implica que pongo en marcha sucesivos movimiento kármicos en una misma dirección. Y esto a su vez qué implica, pues La ley de Murphy: si las cosas van mal, parece que luego irán peor.
Vaya, nos iba claramente mejor antes, ¿alguien tocó algo?
Aumentemos la dificultad. Si cambiamos el eje fijo por uno con holgura, además del movimiento rotatorio izquierda-derecha se consigue también un movimiento "translativo" arriba-abajo.
TACHÁN TACHÁN, señoras y señores, gentes de toda clase, hemos reinventado la rueda, se...ha....descubierto......el........ HU…LA…HOP
A lo mejor es por esto lo de "danzad danzad malditos" del Evangelio Apócrifo.
No quiero aburrirles, podemos gastar una vida entera teorizando sobre cómo se maneja una bicicleta sin comprender nada, pudiendo entenderlo fácilmente con un ejemplo práctico. Elijamos al azar la vida de cualquier Santo Maestro de Piscis, veamos... por ejemplo…cómo monta en bicicleta Yogananda.
Para los que no le conozcáis debo deciros que se trata de uno de los yoguis más importantes del siglo XX. Aunque nació en la India vivió gran parte de su vida en los EEUU, pues se le había encomendado la misión de establecer un puente entre el hinduismo y Occidente. No hay duda de que cumplió brillantemente, sus escritos han tenido y tienen todavía una gran repercusión. Fue un hombre dotado de poderes maravillosos, de los que tenemos sobrada constancia, para no desviarme del asunto sólo un ejemplo: los forenses americanos certificaron que un mes después de su muerte su cuerpo todavía permanecía incorrupto. Yogananda fue un además una persona de moral intachable, jamás dijo mentira alguna.
Si los de Piscis tienen razón, este hombre tocado por la gracia divina que no cometió falta alguna ni en esta encarnación ni en otras anteriores, habría de manifestar en su vida y hechos un Amor con Mayúsculas.
Como soy un chinche, me da sin embargo por pensar que el de Yogananda es de mucho impacto estético y pocas nueces: "un amor de salón de meditación”.
Parece que esta vez me harán tragar mi propio veneno porque su nombre Yoga (unión) - Ananda (felicidad) vine a significar felicidad a través de la unión divina. Para mayor dificultad si a su propio Maestro, Sri Yukteswar se le consideró como La Encarnación de la sabiduría, a Paramahansa Yogananda le concedieron por méritos propios el magnífico título de Encarnación del Amor.
Pero no se crean todo lo que digo, el ejemplo no es por azar. El mismo Yoga nos cuenta en su Autobiografía de un Yogui (un gran libro, lo recomiendo encarecidamente) la siguiente historia:
Al Maestro Yogananda le encantaban los niños. En la India regentaba un ashram en el que instruía y cuidaba de los caballeretes. Sucedió que un día enfermó el pequeño cervatillo que tenían de mascota. El maestro utilizó sus poderes curativos para salvarle de la muerte. Esa misma noche el animalito se le presentó en sueños y llorando le suplicó que le dejara morir, pues le estaba esperando una nueva vida. Con gran pesar dejó marchar al animal, y despertando a sus pupilos les exclamó: "niños, niños, el cervatillo se muere".
Poco tiempo después jugando con los niños, estos le preguntaban lo que iban a ser de mayores. Con sus poderes de clarividencia le comunicaba a uno que iba a ser bombero, a otro policía…Finalmente a las preguntas del último chico respondió automáticamente: "tú no vas a llegar a mayor, te morirás dentro de poco".
El niño, que se llamaba Kashi, le suplicó entre sollozos:
-Señor, si muero, ¿me encontrará usted cuando vuelva a nacer y me conducirá por el sendero espiritual?
Yogananda en un principio rehusó esta responsabilidad, pero por semanas Kashi estuvo insistiendo a la desesperada sobre el mismo particular hasta que finalmente venció la resistencia:
-Sí, te lo prometo; si el Padre Celestial me presta Su ayuda, yo haré cuanto sea necesario para encontrarte.
El Maestro presentía que mientras Kashi estuviese en el ashram estaría protegido, así que dio instrucciones para que no saliera de allí por ningún motivo. Sin embargo, durante las vacaciones de verano, Yogananda tuvo que partir de viaje, y en el ínterin se presentó el padre a buscar a su hijo. Durante quince días estuvo tratando de romper la obstinada voluntad de su hijo, diciéndole que lo único que deseaba de él era que fuera a Calcuta por sólo cuatro días, para que viera a su madre, y luego podría regresar. Kashi rehusó con persistencia. El padre, por fin, declaró que se lo llevaría, si él no iba por su propia voluntad, con ayuda de la policía. Kashi para evitar un escándalo no tuvo más remedio que irse con él.
A los pocos días de llegar a Calcuta, a causa de algún alimento contaminado, Kashi contrajo cólera muriendo enseguida. Entonces el padre comprendió el daño causado a su hijo, y al dolor de la tragedia se unió el de la culpa.
Cuando Yogananda volvió del viaje y se enteró de que el niño no estaba, salió de inmediato a Calcuta. Nada más llegar se topó con la comitiva fúnebre. Corrió hacia el padre y le gritó:
-¡Señor asesino! ¡Usted ha matado a mi muchacho!
En verdad les digo que la llamada "iluminación" y el traje de los pícaros son la misma farsa, con ambos uno se queda desnudo a los ojos de un bufón, pero de esto me gustaría hablarles otro día.
La actitud del hombre Yogananda es comprensible, como no estaba acostumbrado al dolor se le embotaban sus sentidos y se anulaba su discernimiento hasta el punto de no poder ser sensible a la tragedia del prójimo.
Para el Amor sin Complejos uno ha de caerse y levantarse muchas, muchas veces. Como escribió el poeta Zamarreño: “no supo del amor quien vuelve vivo”
(Si entre los lectores hay algún devoto de Yogananda, le ruego no se enfade con alguien que se hace llamar Bobotrón, que en lenguaje castizo viene a decir Encarnación de Tonto. Créanme si les digo que profeso gran cariño a su maestro. Aprovecho para saludar desde aquí a toda la comunidad S.R.F., en especial los de Madrid a los que tuve el gusto de conocer.)
Volvamos al Hulahop Kármico: añadamos al modelo un nuevo componente, el tiempo. Ahora nos ha salido en la mente otra nueva dimensión, la Cuarta, lo que me sirve para enunciar una Segunda conclusión: los movimientos arriba-abajo de la Rueda se compensan con el tiempo.
Esto significa llanamente que si algo o alguien se sumerge intensamente en el Odio, necesariamente por el principio de compensación acabará, transcurrido el tiempo que sea necesario, igual de profundamente sumergido en el Amor
O sea que el frío Karma ya no premia ni castiga, sino equilibra movimientos. En este punto muchos de los lectores habrán perdido en verdad la paciencia, pues les estoy diciendo a dolor vivo que sus enconados esfuerzos para ser amorosos los sumergen con el tiempo en el odio. Pero, por favor, sigan un rato más bailando conmigo este Hulahop Kármico.
El proceso Kármico no sólo funciona con personas sino también con todo lo que exprese movimiento. Cojamos la más bella frase de todos los tiempos: Dios es amor.
Qué les parece si ahora les digo que ésa es la sentencia más perniciosa que conozco, que encierra en su seno la semilla del complejo de Karma. (Desde aquí puedo sentir cómo se retuercen en la silla).
Cuando digo que Dios es Amor es como si dijera que un mueble es la cola que une sus piezas de madera, es coger el Todo por la Parte. Si uno la frase a la Devoción pisciniana, me encuentro diciéndome a mí mismo que Dios es sólo Amor, y los árboles ya no me dejan ver el bosque. Repentinamente Dios ya no es El Todopoderoso que Todo lo Es, pues ya no puede ser Odio. Como está fuera de Dios, hay que inventarse otro ser extraño a Él: El Diablo.
Se cierra así un círculo bidimensional, una frase tan aparentemente inocua ha terminando engendrado la malignidad pura. Amor y Odio son extremos de una misma cuerda.
Tras la muerte de Jesús de Nazaret, los primeros cristianos mostraron una gran valentía de carácter impulsados por el Amor a su prójimo. Fueron años de gran agitación espiritual, en una época difícil en la que se valoraba la conquista y se honraba al guerrero. Espontáneamente surgieron grupos de hombres y mujeres por todo el Imperio Romano enarbolando la bandera de la nueva Era de Piscis que nacía. Se juntaban en comunas compartiendo todo, sin distinción entre ricos y pobres.
Aquellos valientes revolucionarios combatieron sin espada, sólo con sus corazones. Fueron perseguidos y tuvieron muchos mártires, pero su amor engendraba más y más y más amor y ellos crecían y crecían en número. (Evidentemente aquí se está cumpliendo el Principio de Inercia Kármica.)
Finalmente se hicieron con el control del Gran Imperio. Este fue el punto crítico de inflexión, donde nos condena el Principio de Compensación, justo cuando parecía que ya nada podría impedir la instauración del Nuevo Reino de Dios.
Lo que después vino lo tenemos grabado con hierro en el corazón: nos fuimos perdiendo y el Amor al prójimo giró poco a poco a Odio, y el odio engendró más y más y más odio. Pero hoy no les recordaré la malignidad de la que fuimos capaces.
No se confundan, no les estoy pidiendo que no amen o que impunemente odien, todo lo contrario, les recuerdo lo mejor que sé: caminante no hay camino, se hace camino al andar.
El baile, como el estado, de ser no tiene sentido definido, ni se puede teorizar, sólo se puede vivir. No pierdan el tiempo perdonando a su prójimo (menos aún setenta veces siete).
A quien baila la alegría le inunda, a quien la alegría le inunda nada le ofende, y a quien nada le ofende nada tiene que perdonar.
No han oído la Buena Nueva: todos somos Dios, sí créanlo, somos genuinas expresiones divinas. Cuando tu prójimo eche raíces en el odio no le cargues con la culpa, sino que sin vergüenza alguna calienta tu corazón con su ejemplo de valentía: cuanto más lejos se adentre más penoso y difícil será su regreso.
Y ten por seguro que el pródigo, más tarde o más temprano, volverá a casa con humildad conquistada.
Todo lo dicho hasta ahora se podría resumir fácilmente en dos principios enunciados por el León en la boca del Cordero Pascual:
-Porque pecó mucho amó mucho.
-Sed fríos o calientes porque si sois tibios os vomitaré de mi boca.
Ya ven que no hay nada nuevo bajo el Sol.
Recuerden: PENSAR MATA.
Si usted es budista, hace Reiki, simpatiza con San Germain o forma parte de algún movimiento New Age, tiene motivos para la alarma: está entre los grupos de riesgo.
El complejo de karma hipocondríaco es tan recurrente entre las gentes de vicio espiritual que es hoy una auténtica plaga apocalíptica. No es mortal pero provoca gran dolor, concentrado principalmente entorno al área del corazón. Va acompañado de desorientación mental y emocional, hasta el punto de convertir al doliente en un matemático cósmico que ya no vive una vida, sino el resultado de unas cuantas sumas y restas.
Peor que la enfermedad en sí, es la solución: el único remedio conocido son unas prácticas demoníacas ya prácticamente erradicadas de los chelas, gracias al buen hacer de los Santos Maestros de Piscis. Me estoy refiriendo a una acción tan sumamente devastadora que podría por sí sola derribar los cimientos de la Devoción, encharcando la Religión, y tumbar así el Milenario Imperio de la Ley de Dios.
Por desgracia, mi juramento Hipocrático no me deja elección, aunque haya de dar a Dios una patada en sus mismísimas partes divinas, son ustedes o Él.
El remedio prohibido es.... ¡¡¡¡¡PENSAR!!!!!!
Ah, ¿es que no creen que pensar es peligroso? Vayamos por partes, lo primero es el complejo kármico.
Se nos ha definido el karma como una Rueda regida por el Principio de la Compensación. La Era de Piscis ha simplificado enormemente el concepto para encajarlo en su modelo de amor-devocional. En el congestionado mundo bidimensional de Piscis, el karma, es una cinta métrica y el Principio de Compensación no es más que una ley que castiga a los malos y premia a los buenos. Si en esta vida acumulo "buenos" actos, en la siguiente tendré matemáticamente una vida mejor, y peor si acumulo "malos" actos. Simple y efectivo, que nadie diga que no se entiende a Dios.
Una vez se presentaron ante un rey unos pícaros que decían ser sastres de gran pericia, capaces de tejer un traje de hilo de oro tan ligero como la pluma de un gorrión. El traje tendría una rara cualidad mágica: no podría ser visto por los incompetentes. Durante la elaboración del traje, nadie en palacio, ni siquiera el mismo rey, se atrevió a reconocer que no lo veía, limitándose todos a señalar lo precioso que estaba quedando. Terminado, el monarca salió en gran procesión a enseñar el nuevo traje a su pueblo. Por miedo a la incompetencia también los plebeyos se apresuraban a comentar lo bonito de lo que no veían. Finalmente el rey pasó junto al loco, y este, sin nada que temer, señalando exclamó: ¡pero si está desnudo!
Se nos ha simplificado tanto el modelo kármico que ha quedado realmente reducido a una circunferencia con dos polos, uno positivo con el bien y otro negativo con el mal. Los estilistas de Piscis nos han diseñado un modelo tan ligero que no molesta pensar en él ni cuando te duele la cabeza.
Con sorna les digo que una rueda encerrada en dos planos, no es una auténtica rueda, en mi colegio a eso lo llamaban círculo. Una auténtica rueda requiere por lo menos de tres planos. Así que, ¿es o no es una Rueda?
Si de verdad el karma es una Rueda, vamos a hacerla girar. Levantémosla del suelo (plano bidimensional) y ajustémosla a un eje. ¡Bienvenidos, acaban ustedes de entrar en la tercera dimensión! (no sean manazas y no toquen nada que no sepan qué es). Ahora el karma puede libremente girar en un sentido y otro. Si aplico fuerza un instante tiende a girar y girar sin parar.
Primera conclusión: en el mundo de los locos el karma tiene una extraña propiedad: la inercia. Esto significa que cualquier acción que realice implica que pongo en marcha sucesivos movimiento kármicos en una misma dirección. Y esto a su vez qué implica, pues La ley de Murphy: si las cosas van mal, parece que luego irán peor.
Vaya, nos iba claramente mejor antes, ¿alguien tocó algo?
Aumentemos la dificultad. Si cambiamos el eje fijo por uno con holgura, además del movimiento rotatorio izquierda-derecha se consigue también un movimiento "translativo" arriba-abajo.
TACHÁN TACHÁN, señoras y señores, gentes de toda clase, hemos reinventado la rueda, se...ha....descubierto......el........ HU…LA…HOP
A lo mejor es por esto lo de "danzad danzad malditos" del Evangelio Apócrifo.
No quiero aburrirles, podemos gastar una vida entera teorizando sobre cómo se maneja una bicicleta sin comprender nada, pudiendo entenderlo fácilmente con un ejemplo práctico. Elijamos al azar la vida de cualquier Santo Maestro de Piscis, veamos... por ejemplo…cómo monta en bicicleta Yogananda.
Para los que no le conozcáis debo deciros que se trata de uno de los yoguis más importantes del siglo XX. Aunque nació en la India vivió gran parte de su vida en los EEUU, pues se le había encomendado la misión de establecer un puente entre el hinduismo y Occidente. No hay duda de que cumplió brillantemente, sus escritos han tenido y tienen todavía una gran repercusión. Fue un hombre dotado de poderes maravillosos, de los que tenemos sobrada constancia, para no desviarme del asunto sólo un ejemplo: los forenses americanos certificaron que un mes después de su muerte su cuerpo todavía permanecía incorrupto. Yogananda fue un además una persona de moral intachable, jamás dijo mentira alguna.
Si los de Piscis tienen razón, este hombre tocado por la gracia divina que no cometió falta alguna ni en esta encarnación ni en otras anteriores, habría de manifestar en su vida y hechos un Amor con Mayúsculas.
Como soy un chinche, me da sin embargo por pensar que el de Yogananda es de mucho impacto estético y pocas nueces: "un amor de salón de meditación”.
Parece que esta vez me harán tragar mi propio veneno porque su nombre Yoga (unión) - Ananda (felicidad) vine a significar felicidad a través de la unión divina. Para mayor dificultad si a su propio Maestro, Sri Yukteswar se le consideró como La Encarnación de la sabiduría, a Paramahansa Yogananda le concedieron por méritos propios el magnífico título de Encarnación del Amor.
Pero no se crean todo lo que digo, el ejemplo no es por azar. El mismo Yoga nos cuenta en su Autobiografía de un Yogui (un gran libro, lo recomiendo encarecidamente) la siguiente historia:
Al Maestro Yogananda le encantaban los niños. En la India regentaba un ashram en el que instruía y cuidaba de los caballeretes. Sucedió que un día enfermó el pequeño cervatillo que tenían de mascota. El maestro utilizó sus poderes curativos para salvarle de la muerte. Esa misma noche el animalito se le presentó en sueños y llorando le suplicó que le dejara morir, pues le estaba esperando una nueva vida. Con gran pesar dejó marchar al animal, y despertando a sus pupilos les exclamó: "niños, niños, el cervatillo se muere".
Poco tiempo después jugando con los niños, estos le preguntaban lo que iban a ser de mayores. Con sus poderes de clarividencia le comunicaba a uno que iba a ser bombero, a otro policía…Finalmente a las preguntas del último chico respondió automáticamente: "tú no vas a llegar a mayor, te morirás dentro de poco".
El niño, que se llamaba Kashi, le suplicó entre sollozos:
-Señor, si muero, ¿me encontrará usted cuando vuelva a nacer y me conducirá por el sendero espiritual?
Yogananda en un principio rehusó esta responsabilidad, pero por semanas Kashi estuvo insistiendo a la desesperada sobre el mismo particular hasta que finalmente venció la resistencia:
-Sí, te lo prometo; si el Padre Celestial me presta Su ayuda, yo haré cuanto sea necesario para encontrarte.
El Maestro presentía que mientras Kashi estuviese en el ashram estaría protegido, así que dio instrucciones para que no saliera de allí por ningún motivo. Sin embargo, durante las vacaciones de verano, Yogananda tuvo que partir de viaje, y en el ínterin se presentó el padre a buscar a su hijo. Durante quince días estuvo tratando de romper la obstinada voluntad de su hijo, diciéndole que lo único que deseaba de él era que fuera a Calcuta por sólo cuatro días, para que viera a su madre, y luego podría regresar. Kashi rehusó con persistencia. El padre, por fin, declaró que se lo llevaría, si él no iba por su propia voluntad, con ayuda de la policía. Kashi para evitar un escándalo no tuvo más remedio que irse con él.
A los pocos días de llegar a Calcuta, a causa de algún alimento contaminado, Kashi contrajo cólera muriendo enseguida. Entonces el padre comprendió el daño causado a su hijo, y al dolor de la tragedia se unió el de la culpa.
Cuando Yogananda volvió del viaje y se enteró de que el niño no estaba, salió de inmediato a Calcuta. Nada más llegar se topó con la comitiva fúnebre. Corrió hacia el padre y le gritó:
-¡Señor asesino! ¡Usted ha matado a mi muchacho!
En verdad les digo que la llamada "iluminación" y el traje de los pícaros son la misma farsa, con ambos uno se queda desnudo a los ojos de un bufón, pero de esto me gustaría hablarles otro día.
La actitud del hombre Yogananda es comprensible, como no estaba acostumbrado al dolor se le embotaban sus sentidos y se anulaba su discernimiento hasta el punto de no poder ser sensible a la tragedia del prójimo.
Para el Amor sin Complejos uno ha de caerse y levantarse muchas, muchas veces. Como escribió el poeta Zamarreño: “no supo del amor quien vuelve vivo”
(Si entre los lectores hay algún devoto de Yogananda, le ruego no se enfade con alguien que se hace llamar Bobotrón, que en lenguaje castizo viene a decir Encarnación de Tonto. Créanme si les digo que profeso gran cariño a su maestro. Aprovecho para saludar desde aquí a toda la comunidad S.R.F., en especial los de Madrid a los que tuve el gusto de conocer.)
Volvamos al Hulahop Kármico: añadamos al modelo un nuevo componente, el tiempo. Ahora nos ha salido en la mente otra nueva dimensión, la Cuarta, lo que me sirve para enunciar una Segunda conclusión: los movimientos arriba-abajo de la Rueda se compensan con el tiempo.
Esto significa llanamente que si algo o alguien se sumerge intensamente en el Odio, necesariamente por el principio de compensación acabará, transcurrido el tiempo que sea necesario, igual de profundamente sumergido en el Amor
O sea que el frío Karma ya no premia ni castiga, sino equilibra movimientos. En este punto muchos de los lectores habrán perdido en verdad la paciencia, pues les estoy diciendo a dolor vivo que sus enconados esfuerzos para ser amorosos los sumergen con el tiempo en el odio. Pero, por favor, sigan un rato más bailando conmigo este Hulahop Kármico.
El proceso Kármico no sólo funciona con personas sino también con todo lo que exprese movimiento. Cojamos la más bella frase de todos los tiempos: Dios es amor.
Qué les parece si ahora les digo que ésa es la sentencia más perniciosa que conozco, que encierra en su seno la semilla del complejo de Karma. (Desde aquí puedo sentir cómo se retuercen en la silla).
Cuando digo que Dios es Amor es como si dijera que un mueble es la cola que une sus piezas de madera, es coger el Todo por la Parte. Si uno la frase a la Devoción pisciniana, me encuentro diciéndome a mí mismo que Dios es sólo Amor, y los árboles ya no me dejan ver el bosque. Repentinamente Dios ya no es El Todopoderoso que Todo lo Es, pues ya no puede ser Odio. Como está fuera de Dios, hay que inventarse otro ser extraño a Él: El Diablo.
Se cierra así un círculo bidimensional, una frase tan aparentemente inocua ha terminando engendrado la malignidad pura. Amor y Odio son extremos de una misma cuerda.
Tras la muerte de Jesús de Nazaret, los primeros cristianos mostraron una gran valentía de carácter impulsados por el Amor a su prójimo. Fueron años de gran agitación espiritual, en una época difícil en la que se valoraba la conquista y se honraba al guerrero. Espontáneamente surgieron grupos de hombres y mujeres por todo el Imperio Romano enarbolando la bandera de la nueva Era de Piscis que nacía. Se juntaban en comunas compartiendo todo, sin distinción entre ricos y pobres.
Aquellos valientes revolucionarios combatieron sin espada, sólo con sus corazones. Fueron perseguidos y tuvieron muchos mártires, pero su amor engendraba más y más y más amor y ellos crecían y crecían en número. (Evidentemente aquí se está cumpliendo el Principio de Inercia Kármica.)
Finalmente se hicieron con el control del Gran Imperio. Este fue el punto crítico de inflexión, donde nos condena el Principio de Compensación, justo cuando parecía que ya nada podría impedir la instauración del Nuevo Reino de Dios.
Lo que después vino lo tenemos grabado con hierro en el corazón: nos fuimos perdiendo y el Amor al prójimo giró poco a poco a Odio, y el odio engendró más y más y más odio. Pero hoy no les recordaré la malignidad de la que fuimos capaces.
No se confundan, no les estoy pidiendo que no amen o que impunemente odien, todo lo contrario, les recuerdo lo mejor que sé: caminante no hay camino, se hace camino al andar.
El baile, como el estado, de ser no tiene sentido definido, ni se puede teorizar, sólo se puede vivir. No pierdan el tiempo perdonando a su prójimo (menos aún setenta veces siete).
A quien baila la alegría le inunda, a quien la alegría le inunda nada le ofende, y a quien nada le ofende nada tiene que perdonar.
No han oído la Buena Nueva: todos somos Dios, sí créanlo, somos genuinas expresiones divinas. Cuando tu prójimo eche raíces en el odio no le cargues con la culpa, sino que sin vergüenza alguna calienta tu corazón con su ejemplo de valentía: cuanto más lejos se adentre más penoso y difícil será su regreso.
Y ten por seguro que el pródigo, más tarde o más temprano, volverá a casa con humildad conquistada.
Todo lo dicho hasta ahora se podría resumir fácilmente en dos principios enunciados por el León en la boca del Cordero Pascual:
-Porque pecó mucho amó mucho.
-Sed fríos o calientes porque si sois tibios os vomitaré de mi boca.
Ya ven que no hay nada nuevo bajo el Sol.
Recuerden: PENSAR MATA.
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