Los adolescentes adolecen de un presente que parece no transitar a un futuro.
Sin gritar, gritan que hagamos cambios. La exclusión se les viene encima en avalancha.
Aun estamos a tiempo de revertir tanta barbarie hecha en los tiempos de la privatización de los espacios compartidos, y en la publicación de espacios privados.
Espacios: lo publico y lo privado.
Lo publico que se com-parte.
Lo privado que es lo intimo.
Tanto se con-fundió de los espacios en los últimos 28 años.
Lo publico paso a ser lo privado. Y así se excluyo la solidaridad.
Lo privado paso a ser lo publico. Y así se excluyo la intimidad.
Un adolescente adolece de espacios no diferenciados, los públicos y los privados.
En pocas ocasiones un adolescente demanda la ayuda de un profesional de salud mental. Y no porque no sepa a que se dedica este profesional, cosa que raramente saben los adultos.
Los que consultan por el adolescente son sus padres.
Ese adolescente es su problema.
Ese adolescente les adolece.
Para iniciarse en un psicoanálisis, un sujeto debe adolecer de algún mal estar.
La pregunta es: ¿quién adolece?.
Alguien demanda ayuda. Un psicoanalísta para poder brindar un espacio de cura debe establecer quien es aquel que demanda ayuda, y en nombre de quien lo hace.
En lo general un adolescente es traído a análisis por sus padres o familiares.
Porque les resulta un problema.
Y como se sabe que todo problema re-quiere una solución, busquemos al matemático que lo resuelva.
Pero en matemática toda respuesta re-quiere formular la pregunta precisa para llegar al resultado.
Así es como un psicoanalísta le formula preguntas a aquel que re-quiere ayuda.
Sea padre o madre de adolescente, o adolescente hijo de padre y madre.
Un analista oferta una escucha. Ley de la oferta y la demanda. Hay quien demanda, se escucha al que demanda.
Un analista establece de quien es la demanda.
Si la demanda es del adolescente atenderá al adolescente.
Si la demanda es del padre atenderá al padre,
si la demanda es de la madre atenderá a la madre,
si la demanda es de ambos atenderá a los dos,
si la demanda es tripartita: adolescente, madre y padre, atenderá a los tres.
Un psicoanalísta delimita espacios.
Delimita nubes producto de la evaporación de vivencias.
Delimita tinieblas que ocultan cadenas.
De limita.
Limita.
Un limite es un corte.
Sin gritar, gritan que hagamos cambios. La exclusión se les viene encima en avalancha.
Aun estamos a tiempo de revertir tanta barbarie hecha en los tiempos de la privatización de los espacios compartidos, y en la publicación de espacios privados.
Espacios: lo publico y lo privado.
Lo publico que se com-parte.
Lo privado que es lo intimo.
Tanto se con-fundió de los espacios en los últimos 28 años.
Lo publico paso a ser lo privado. Y así se excluyo la solidaridad.
Lo privado paso a ser lo publico. Y así se excluyo la intimidad.
Un adolescente adolece de espacios no diferenciados, los públicos y los privados.
En pocas ocasiones un adolescente demanda la ayuda de un profesional de salud mental. Y no porque no sepa a que se dedica este profesional, cosa que raramente saben los adultos.
Los que consultan por el adolescente son sus padres.
Ese adolescente es su problema.
Ese adolescente les adolece.
Para iniciarse en un psicoanálisis, un sujeto debe adolecer de algún mal estar.
La pregunta es: ¿quién adolece?.
Alguien demanda ayuda. Un psicoanalísta para poder brindar un espacio de cura debe establecer quien es aquel que demanda ayuda, y en nombre de quien lo hace.
En lo general un adolescente es traído a análisis por sus padres o familiares.
Porque les resulta un problema.
Y como se sabe que todo problema re-quiere una solución, busquemos al matemático que lo resuelva.
Pero en matemática toda respuesta re-quiere formular la pregunta precisa para llegar al resultado.
Así es como un psicoanalísta le formula preguntas a aquel que re-quiere ayuda.
Sea padre o madre de adolescente, o adolescente hijo de padre y madre.
Un analista oferta una escucha. Ley de la oferta y la demanda. Hay quien demanda, se escucha al que demanda.
Un analista establece de quien es la demanda.
Si la demanda es del adolescente atenderá al adolescente.
Si la demanda es del padre atenderá al padre,
si la demanda es de la madre atenderá a la madre,
si la demanda es de ambos atenderá a los dos,
si la demanda es tripartita: adolescente, madre y padre, atenderá a los tres.
Un psicoanalísta delimita espacios.
Delimita nubes producto de la evaporación de vivencias.
Delimita tinieblas que ocultan cadenas.
De limita.
Limita.
Un limite es un corte.
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