Algunos prestigiosos científicos llegaron a afirmar que aunque ellos mismos fueran participes de algún fenómeno «psi» lo negarían como producto de su mente. Lo negarían como realidad aunque lo «viesen». Mas incrédulos que santo Tomás. Este tipo de conducta es aberrante, infantil, retrograda y anticientífica. Viene a decir pues: como los fenómenos «psi» —como la telepatía—, no encajan dentro de mis teorías científicas lo que hago es negar la realidad de dichos fenómenos. Si a los que juzgaron a Galileo los hubieran llevado a una nave, los hubieran subido a la estratosfera y hubieran visto la redondez de la tierra y su movimiento, seguro que hubieran dicho que era un engaño de sus sentidos pues como todo el mundo sabe la tierra es plana y no se mueve.
Telepatía tomada etimológicamente significa «sufrimiento a distancia». Y describe la transmisión de información o impresiones de una mente a otra, utilizando un canal de comunicación desconocido asta ahora. Fue W. H. Meyers allá por 1883 el que empezó a utilizar el término telepatía en este sentido, convirtiéndose la telepatía en la primera facultad paranormal que fue estudiada científicamente. El hecho de que fuera estudiada a finales del siglo XIX, no significa que no exista desde el principio de los tiempos. La Biblia, por ejemplo, nos muestra una y otra vez la voz de Yahvé que trona dentro de sus siervos: este hecho no es si no telepatía.
Uno de los experimentos más emocionantes e increíbles ocurridos en la investigación de los fenómenos «psi» fue llevado a cabo por los rusos: en un submarino de guerra, un grupo de científicos matarían a diez conejos, controlarían cada latido, cada señal, cada segundo del proceso. A 1.200 kilómetros, otro grupo mantenía un control idéntico sobre las madres de esos conejos. Increíblemente, en el momento exacto de la muerte de las crías, las madres registraron una súbita tensión cerebral registrada por el encefalograma.
Los rusos se tomaron muy en serio los fenómenos «psi». La telepatía era un hecho, ahora lo importante era conocer sus reglas para poder utilizarla como arma de espionaje. Vladimir Bechterev y Leonidas Vasiley fueron los jefes de toda una sección rusa de investigación dedicada al estudio de la telepatía. Pensaban que el cerebro emitía unos impulsos eléctricos que se transformaban en una especie de ondas de radio y que de esa forma se transmitía la información de un telépata a otro. Esta idea fue propuesta en 1940 por Hans Berger de Jena, el famoso psiquiatra descubridor de la actividad bioeléctrica del cerebro. Años antes Los rusos habían tenido que desechar esta hipótesis: Comprobaron con estupor que la telepatía podía producirse en ambientes donde las emisiones de radio eran bloqueadas. Utilizaron las famosas cajas Faraday (espacios electrificados donde las ondas de radio no pueden penetrar) y la telepatía seguía produciéndose. La telepatía no podía explicarse utilizando las teorías científicas de la época. Llegaron a la exasperante conclusión de que los medios y tecnología que poseían no eran suficientemente avanzados como para encontrar las leyes que regían el fenómeno telepático. De lo único que estaban seguros era de la realidad del fenómeno.
Treinta años después Vladimir Fidelman, jefe del departamento de Bioinformación del Instituto Popov de Moscú, creó un sistema que mejoraba la emisión de mensajes telepáticos, llegando a una proporción de aciertos en el envío de estos mensajes telepáticos del 130 sobre 100.
Otros investigadores rusos, siguiendo el camino marcado por sus predecesores en esta carrera por el conocimiento «psi», llamados Mikhail Kuni y Wolf Messing, llegaron a la sorprendente conclusión de que los mejores emisores son los sordomudos. Es evidente que cuando tenemos una minusvalía en alguno de nuestros sentidos, los otros tienden a desarrollarse más.
Algunos investigadores afirman que, en cierto modo, la precognición es una forma de telepatía. Sabemos que la precognición son aquellas visiones o ensueños que describen un suceso que está por ocurrir. En 1953 los investigadores estadounidenses llegaron a conclusiones sorprendentes sobre el sueño, al que dividieron en fases. Ya es sabido por todos que cuando dormimos pasamos por varias fases. La que nos importa en este tema es la fase REM (iniciales de la expresión inglesa rapid eyes movements, o movimiento rápido de los ojos). Si una persona es despertada en esta fase, suele recordar vividamente lo que estaba soñando. Calvin Hall, y otros científicos americanos, realizaron experimentos telepáticos en esta fase del sueño. Descubrieron que en la fase REM las capacidades telepáticas están abiertas a cualquier sujeto.
Una de las maravillosas excentricidades del Creador son los gemelos. Es popular la idea de que los gemelos tienen sensaciones telepáticas. La ciencia ha registrado innumerables casos que no tienen explicación científica. Y es en estos casos donde mejor traído viene el nombre que, como recordaremos, significa sufrimiento a distancia, pues es bien conocido que suele ser una llamada de socorro, un hecho doloroso lo que mejor se transmiten los gemelos.
Fuente: http://www.margencero.com/articulos/f_castro/psi.htm
Telepatía tomada etimológicamente significa «sufrimiento a distancia». Y describe la transmisión de información o impresiones de una mente a otra, utilizando un canal de comunicación desconocido asta ahora. Fue W. H. Meyers allá por 1883 el que empezó a utilizar el término telepatía en este sentido, convirtiéndose la telepatía en la primera facultad paranormal que fue estudiada científicamente. El hecho de que fuera estudiada a finales del siglo XIX, no significa que no exista desde el principio de los tiempos. La Biblia, por ejemplo, nos muestra una y otra vez la voz de Yahvé que trona dentro de sus siervos: este hecho no es si no telepatía.
Uno de los experimentos más emocionantes e increíbles ocurridos en la investigación de los fenómenos «psi» fue llevado a cabo por los rusos: en un submarino de guerra, un grupo de científicos matarían a diez conejos, controlarían cada latido, cada señal, cada segundo del proceso. A 1.200 kilómetros, otro grupo mantenía un control idéntico sobre las madres de esos conejos. Increíblemente, en el momento exacto de la muerte de las crías, las madres registraron una súbita tensión cerebral registrada por el encefalograma.
Los rusos se tomaron muy en serio los fenómenos «psi». La telepatía era un hecho, ahora lo importante era conocer sus reglas para poder utilizarla como arma de espionaje. Vladimir Bechterev y Leonidas Vasiley fueron los jefes de toda una sección rusa de investigación dedicada al estudio de la telepatía. Pensaban que el cerebro emitía unos impulsos eléctricos que se transformaban en una especie de ondas de radio y que de esa forma se transmitía la información de un telépata a otro. Esta idea fue propuesta en 1940 por Hans Berger de Jena, el famoso psiquiatra descubridor de la actividad bioeléctrica del cerebro. Años antes Los rusos habían tenido que desechar esta hipótesis: Comprobaron con estupor que la telepatía podía producirse en ambientes donde las emisiones de radio eran bloqueadas. Utilizaron las famosas cajas Faraday (espacios electrificados donde las ondas de radio no pueden penetrar) y la telepatía seguía produciéndose. La telepatía no podía explicarse utilizando las teorías científicas de la época. Llegaron a la exasperante conclusión de que los medios y tecnología que poseían no eran suficientemente avanzados como para encontrar las leyes que regían el fenómeno telepático. De lo único que estaban seguros era de la realidad del fenómeno.
Treinta años después Vladimir Fidelman, jefe del departamento de Bioinformación del Instituto Popov de Moscú, creó un sistema que mejoraba la emisión de mensajes telepáticos, llegando a una proporción de aciertos en el envío de estos mensajes telepáticos del 130 sobre 100.
Otros investigadores rusos, siguiendo el camino marcado por sus predecesores en esta carrera por el conocimiento «psi», llamados Mikhail Kuni y Wolf Messing, llegaron a la sorprendente conclusión de que los mejores emisores son los sordomudos. Es evidente que cuando tenemos una minusvalía en alguno de nuestros sentidos, los otros tienden a desarrollarse más.
Algunos investigadores afirman que, en cierto modo, la precognición es una forma de telepatía. Sabemos que la precognición son aquellas visiones o ensueños que describen un suceso que está por ocurrir. En 1953 los investigadores estadounidenses llegaron a conclusiones sorprendentes sobre el sueño, al que dividieron en fases. Ya es sabido por todos que cuando dormimos pasamos por varias fases. La que nos importa en este tema es la fase REM (iniciales de la expresión inglesa rapid eyes movements, o movimiento rápido de los ojos). Si una persona es despertada en esta fase, suele recordar vividamente lo que estaba soñando. Calvin Hall, y otros científicos americanos, realizaron experimentos telepáticos en esta fase del sueño. Descubrieron que en la fase REM las capacidades telepáticas están abiertas a cualquier sujeto.
Una de las maravillosas excentricidades del Creador son los gemelos. Es popular la idea de que los gemelos tienen sensaciones telepáticas. La ciencia ha registrado innumerables casos que no tienen explicación científica. Y es en estos casos donde mejor traído viene el nombre que, como recordaremos, significa sufrimiento a distancia, pues es bien conocido que suele ser una llamada de socorro, un hecho doloroso lo que mejor se transmiten los gemelos.
Fuente: http://www.margencero.com/articulos/f_castro/psi.htm
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