Vuelo 19
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Star Tiger y Star Ariel
Otra pérdida bien conocida es la de 2 aviones de transporte Tudor IV, llamados Star Tiger y Star Ariel. Las aeronaves operadas por la línea aérea British South American Airways Corporation volaban rutinariamente en la ruta de Sudamérica: Bermudas.
El incidente tomó lugar en las horas antes del amanecer del 31 de enero de 1948. Cargando 29 pasajeros más la tripulación comandada por el capitán B. W. McMillan, el Star Tiger salió unas horas antes de Santa María (Azores), unos de los numerosos puntos de escala para cargar combustible fijados en su ruta de Londres (Inglaterra) a La Habana (Cuba). Al aproximarse a las Bermudas, McMillan hizo el contacto esperado con Kindley Field, la siguiente parada, y pidió por radio que calibraran sus sistemas de navegación y que se aseguraran que se mantenía en curso.
Al determinar que el avión estaba ligeramente fuera de curso, su posición fue corregida con respecto a las Bermudas a 72 grados de la isla. En este punto, cuando el Star Tiger estaba a menos de dos horas de vuelo de ahí, McMillan dio confirmación de una ETA de 05:00 horas, una hora más tarde debido a los fuertes vientos. Ninguna transmisión adicional del avión fue recibida desde entonces.
Se enviaron las operaciones de rescate armadas con informes precisos de la última posición conocida del avión, después de que se determinó que se encontraba muy retrasado y no se tenía ningún rastro de este.
En el informe emitido un poco después por el Ministerio Aéreo Civil (Civil Air Ministry), se hicieron numerosas hipótesis de lo que pudo haber ocurrido durante las dos horas finales, hasta que cada una fue subsecuentemente rechazada. «No habrían bases para suponer que el Star Tiger cayó al océano a consecuencia de que fue la nave estaba privada de su radio, al fallar en la búsqueda de su destino, y al haber acabado con su combustible [...] Existe una buena razón para suponer que ningún mensaje de emergencia fue transmitido de la nave, ya que había muchas estaciones receptoras de radio sintonizadas en las frecuencias de las aeronaves, y ninguna de ellas recibió tal mensaje. [...] El clima se encontraba estable, no había disturbios atmosféricos serios que pudiesen causar daño estructural a la nave, y no había tormentas eléctricas».
Se supuso que el avión no pudo salirse de curso, ya que la transmisión desde las Bermudas, con vientos prevalecientes, la habría llevado a treinta millas de la isla: «La nave difícilmente podría no encontrar la isla en poco tiempo, en las condiciones de visibilidad que prevalecían». El motor fue descartado como la causa probable, ya que en tal etapa del viaje y sin el peso de combustible extra, el avión debió de haber flotado a salvo con tres o incluso con dos turbinas, en lugar de las cuatro con las que contaba. La probabilidad de que el avión perdiese tres turbinas en menos de dos horas fue considerado como absurdo.
Enfrentando la evidencia acumulada, o quizás la falta de ella, la comisión de investigación se refirió a la pérdida del Star Tiger con gran elocuencia:
Al cerrar este informe se puede decir en verdad que ningún otro problema ha presentado más confusión que esta investigación. Con la completa ausencia de evidencia confiable sobre la causa o la naturaleza del accidente del Star Tiger, la Corte no ha sido capaz de hacer mas que sugerir algunas posibilidades, de las cuales incluso ninguna alcanza el nivel de probabilidad. En todas las actividades que involucran la cooperación del hombre y la máquina se combinan dos elementos de carácter diverso. Existe un elemento incalculable de factor humano que depende imperfectamente de factores conocidos; y por otra parte está el elemento mecánico que se encuentra sujeto a leyes muy diferentes. Una avería puede ocurrir en cualquiera de los dos casos o en la conjunción de ambos. O alguna causa externa podría haber ocasionado problemas a ambos, hombre y máquina. Lo que ocurrió en este caso nunca se conocerá y el destino del Star Tiger sigue siendo un misterio sin resolver.
El 17 de enero de 1949, el Star Ariel también se perdió en un área cerca de las Bermudas si dejar rastro alguno, con una carga de 17 pasajeros más la tripulación. Las últimas transmisiones no mostraron signos de alerta, y dictaban un vuelo normal. Esta segunda desaparición propició el cese en el uso de las naves Tudor IV. Lo que en realidad les haya ocurrido a ambos aviones se desconoce hasta este día.
NC16002
Otra pérdida muy conocida es la del avión de transporte DC-3 NC16002 mientras estaba en ruta desde San Juan, Puerto Rico a Miami, Florida. Muchos de los hechos de este caso tienen similitud con algunos de los registrados con otros casos asociados con el Triángulo de las Bermudas, tales como la incapacidad de escuchar las transmisiones por parte de torres cercanas a la nave, mientras que torres lejanas recibían las mismas muy claramente. Se cree que este accidente o perdida puede ser repetida en cualquier momento.
USS Cyclops
El Cyclops (AC-4) fue un navío de la armada de los EE. UU. que se perdió sin rastro el 4 de marzo de 1918 después de desembarcar de Barbados, estaba comandado por el lugarteniente G. W. Worley y tenía una tripulación de 306 personas. Algunos creen que el barco se perdió en el Triángulo de las Bermudas, aunque cabe mencionar que en ese tiempo los Estados Unidos estaban en guerra y por lo tanto existen varias posibilidades adicionales que pueden explicar su desaparición.
Los partidarios de las teorías que involucran al Triángulo de las Bermudas han realzado el hecho de que la nave no envió transmisión sobre problema alguno y aparentemente solo desapareció. No obstante, debe tenerse presente que en el momento la tecnología de telecomunicaciones estaban en sus primeras fases, y el mandar un mensaje urgente para pedir ayuda no siempre era una tarea tan rápida o tan simple. Muchos investigadores serios de este incidente creen que el USS Cyclops estuvo más lejos al norte del Triángulo, sin embargo, cuando este desapareció, estaba cerca de Norfolk (Virginia).
El Spray
La gran habilidad del Capitán Joshua Slocum como marinero estaba más allá de la duda: (había sido el primer hombre en circunnavegar el mundo en solitario). En 1909, se embarcó en su bote Spray para atravesar el Triángulo de las Bermudas. Desapareció e incluso no hubo evidencia de que haya estado ahí. Se asumió que se hundió por una ola o por una ballena, aun cuando se suponía que el Spray era un barco resistente y Slocum un experimentado marinero; por lo tanto, en 1924 se le declaró legalmente muerto.
El caso del Cessna
El caso es el siguiente: Helen Cascio, experta piloto, manejaba su Cessna 172 y se aproximaba a la isla. La torre de control le iba facilitando las instrucciones. Después de conectar varias veces, en una de ellas, Helen no respondió, aunque el canal de la radio estaba abierto. Los operadores de la torre escucharon a la piloto decirle a su único pasajero: «He debido de hacer una falsa maniobra. Esta debería ser Turco, pero ahí no hay nada, ni aeropuerto ni casas: no hay nada».
Los controladores continuaron, frenéticamente, intentando entrar en contacto con la piloto, pero Helen no les escuchaba. Posteriormente recibieron la que sería última frase que escucharon: «¿No hay manera de salir de esto?».
Nunca se encontró la menor huella del avión, de la piloto o del pasajero.
Berlitz refutado
Las explicaciones que han dado muchos investigadores para estas desapariciones van desde secuestros por parte de piratas modernos a un simple error humano.
Volviendo a las posibles explicaciones, los análisis menos fantasiosos apuntan a que las fuertes corrientes y la profundidad de las aguas podrían explicar la ausencia de restos, subrayando que varias de las desapariciones atribuidas a esta zona, ocurrieron en verdad a más de 600 kilómetros. Además, cada día varios cientos de naves civiles y militares atraviesan la región sin contratiempos.
Se estima que en los últimos 100 años por esa zona han pasado unas 10 millones de naves (100.000 por año).[cita requerida] Se cree que desde mediados del siglo XIX han desaparecido un total de 50 barcos y 20 aviones.
Las desapariciones dentro de la zona, ya que si bien la zona es una de las que más tráfico aéreo y marítimo registran, la frecuencia de los accidentes es proporcionalmente muy baja, en comparación con otros puntos del globo. La aseguradora marina Lloyd de Londres ha determinado que el triángulo no es más peligroso que cualquier otra área del océano, y no cobra tarifas adicionales por el paso a través de esta región. Los archivos de la Guardia Costera confirman esta conclusión. De hecho, el número de supuestas desapariciones es relativamente insignificante considerado el número de naves y aviones que pasan regularmente a través del triángulo.
Aunque ya existía el precedente de Gaddis, tal como se ha explicado, la tasa de accidentalidad de la zona no ofrecía casos suficientes de desapariciones que pudiera incluir en su libro y que tuvieran algún punto no resuelto en la aclaración del accidente. Por este motivo, Berlitz recurrió a diversas estratagemas para hinchar su obra.
Varios de los barcos que Berlitz mencionó no se encontraban en ese enclave geográfico. Es el caso del Mary Celeste, que se hundió entre las Azores y la Península Ibérica. El Freya también lo sitúa en las Bermudas, pero desapareció en el Pacífico, así como el Raifuku Maru, que desapareció en el Atlántico Norte. A otros los nombra erróneamente, como el Atlanta, llamado realmante Atalanta.
También hay desaparaciones que no son tales, como las del caso de los buques de guerra Proteus y el Nereus (1941) que esta constatado que se hundieron en acciones bélicas. Para el hundimiento del Rubicon, Berlitz mintió afirmando que desapareció en circustancias de clima normal cuando está comprobado que hubo una fuerte tormenta en la zona. En otras ocasiones, recurrió a escribir sobre barcos ficticios, como el Stavenger.
Además el Triángulo de las Bermudas en una de las zonas con más tráfico aéreo y naval de todo el mundo y con incidencias climáticas como tormentas y huracanes que hacen muy factible y explicable la cantidad de naves hundidas, sobre todo antes de la invención de los sistemas de navegación actuales. Estos han desbaratado la invención de Berlitz, ya que no se ha vuelto a registrar ni un solo caso de aeronave desaparecida en una de las zonas con más tráfico aéreo del mundo, aunque supuestos "testigos" hablan de los "incidentes" que sufrieron con sus avionetas particulares y que acabaron felizmente.
En cuanto se perfeccionen las técnicas de inmersión en aguas profundas es probable que se recuperen la mayoría de los barcos perdidos
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