El término "telúrico" procede del latín "tellus" que significa tierra. Las energías telúricas son el conjunto de energías y radiaciones que se encuentran en la superficie terrestre, procedentes del subsuelo y que nos pueden afectar biológicamente, pueden alterar nuestro metabolismo o nos pueden provocar trastornos psicológicos.
Nuestro cuerpo se muestra sensible ante una exposición anómala de radiación, tanto si dicha exposición es por exceso como si es por defecto.
Ya aproximadamente en el 3500 a.C. los chinos, antes de construir cualquier edificio, buscaban las zonas perturbadas del terreno en el que querían edificar. Para ello utilizaban el Feng Shui. Los arquitectos chinos de aquel entonces decían: "Busca un buen terreno para edificar y no peques contra la naturaleza con tu obra".
Los celtas también estudiaban el terreno antes de levantar cualquier construcción.
Los romanos, antes de construir una nueva ciudad, dejaban sus ganados lanares pastando en el terreno que tenían previsto para erigir la futura ciudad. Pasado el año sacrificaban los animales y estudiaban sus hígados (el hígado, al ser el regulador y filtro de la sangre es la primera barrera que pone el cuerpo ante las radiaciones telúricas). Si encontraban alguna anomalía buscaban otro lugar.
Líneas Hartmann
Son las líneas más conocidas y de las que se dispone más información. Deben su nombre a un investigador alemán, el Dr. Ernst Hartmann. El Dr. Hartmann demostró hasta qué punto el hombre y su salud física dependen del lugar preciso en el que vive, duerme o trabaja.
Durante años fue midiendo la resistencia eléctrica del cuerpo humano, que aumentaba cuando se encontraba sobre una zona perturbada.
De esta manera descubrió que en la totalidad de la superficie terrestre hay una serie de líneas electromagnéticas, procedentes del interior de la Tierra, que forman una red global, cuadriculada, como una red de pescador. Las líneas que forman esta cuadrícula se proyectan desde tierra, verticalmente como si fuesen muros, atravesando todo lo que se encuentra en su vertical (edificios, mares, montañas, caminos y carreteras). Están orientadas de norte a sur y de este a oeste. Las líneas que van de norte a sur tienen una separación entre ellas de unos 2,5 m y las que van de este a oeste de unos 2 m. Cada línea tiene aproximadamente entre 18 y 21 cm de grueso. Esto puede variar en función del subsuelo (ante la presencia de corrientes subterráneas, fisuras, fallas y de fenómenos naturales (eclipses, terremotos, ...) que provocan que estas líneas se ensanchen.
Las líneas por si solas no provocan demasiada alteración sobre los seres vivos. Los que que sí provocan efectos agresivos son los puntos de intersección de esta cuadrícula que ocupa toda la Tierra.
Estos puntos de cruce se llaman nudos geopatógenos.
Con estos datos se sabe que estos nudos geopatógenos o cruces Hartmann tienen una superficie de unos 20 cm x 20 cm (400 cm2) y que aproximadamente en cada 4 m2 encontramos 4 nudos geopatógenos o cruces.
Líneas Curry
ste sistema de líneas presenta una disposición diagonal. También forma una red en forma de cuadrícula. Las líneas están orientadas de sureste a noroeste y de noreste a suroeste.
Las líneas que van de sureste a noroeste tienen una separación entre ellas de unos 6 m y las que van de noreste a suroeste tienen una separación de unos 8 m. De todas formas, a menudo esta pauta puede alterarse, oscilando la separación entre líneas de 3 a 16 m.
Otras líneas
Hay otras redes muy poco conocidas y a las cuales se les ha dado el nombre de su descubridor:
- La red Peyré: orientada de norte a sur y de este a oeste. La separación de sus líneas es de aproximadamente 7 m (las que van de norte a sur) y 8 m (las que van de este a oeste).
- La red Romaní: orientada también de norte a sur y de este a oeste. La separación de sus líneas es de 1 a 1,5 m aproximadamente.
- La red Kunen, tiene distancias de 40 m.
Corrientes subterráneas
La presencia de agua en el subsuelo disminuye el valor del campo magnético terrestre y aumenta la radiación gamma (radiactividad). Su área de influencia va en función del tamaño de su caudal, cuanto mayor sea éste más amplia será la zona afectada en la superficie.
Cuando coinciden agua y cruces Hartmann resulta una combinación especialmente peligrosa para los seres vivos.
Fallas
Son fracturas de la tierra. Cuando esto ocurre, las partes que se rompen se desplazan y ponen en contacto superficies de naturaleza diferentes. A menudo forman cavidades y son estas las que provocan influencias perjudiciales para la salud.
Las fallas producen radiaciones gamma (radiactivas) importantes que pueden ser de un 30% a un 5000% mayores que las de los espacios abiertos.
Los espacios tapiados producen los mismos efectos que una falla (habitaciones, sótanos, pozos, etc.)
La combinación de fallas con cruces Hartmann resulta también muy peligrosa.
DETECCIÓN DE ZONAS GEOPATÓGENAS
Las zonas geopatógenas se pueden detectar con diversos aparatos que se pueden encontrar fácilmente en el mercado y también mediante la radiestesia.
La observación de los animales y las plantas también puede aportarnos alguna pista. Los animales, en general, evitan las zonas geopatógenas. El perro, por ejemplo, es un excelente detector de zonas perturbadas. El lugar que elige un perro para dormir, es un lugar limpio de geopatias. El gato, al contrario, elige los lugares cargados de vibraciones telúricas y le encantan los cruces Hartmann.
Los animales de granja (caballos, vacas, ovejas, conejos, etc.) son también muy sensibles a las geopatias. Su exposición a ellas a menudo repercute, en el caso de las vacas, en la producción de leche y en general a enfermedades que debilitan a los animales hasta acabar con ellos, lo cual también supone considerables pérdidas económicas para los ganaderos i criadores.
Como hecho curioso, las abejas producen el triple de miel si el panal se encuentra encima de un cruce Hartmann, aunque desde el otoño hasta la primavera suelen alejarse de él.
Las termitas y hormigas también buscan las zonas geopatógenas para construir sus nidos.
Las plantas también son muy sensibles a las zonas geopatógenas, que impiden su enraizamiento y crecimiento correctos, haciéndolas enfermar.
Los niños pequeños poseen una gran receptividad y perciben cualquier geopatía, apartándose o, en el caso de que no se puedan mover, haciéndolo notar llorando. Así muchos padres han encontrado a su hijo durmiendo en un rincón de su cama o colocado al revés de cómo ellos le habían dejado.
AUSENCIA DE CAMPO ELÉCTRICO NATURAL
Los campos electromagnéticos naturales pueden ser modificados o neutralizados mediante otros campos artificiales. Cualquier máquina eléctrica produce radiaciones que influyen en estos campos.
Nuestros edificios, construídos con hormigón armado, resultan verdaderas jaulas metálicas que pueden eliminar el campo magnético natural. Es el efecto de jaula Faraday.
Faraday era un químico y físico inglés que comprobó y demostró que una estructura metálica en forma de jaula actúa como de pantalla, de manera que los seres vivos que se encuentran en su interior están aislados de la acción de los campos eléctricos externos quedando sólo la de los campos magnéticos.
Esta falta o variación anormal de los campos eléctricos provoca estados de debilidad. Está comprobado que el campo eléctrico natural juega un papel muy importante en el mantenimiento de la polarización celular y para inhibir los procesos de proliferación de microorganismos. Si este campo eléctrico natural es nulo, el organismo tiene menos defensas.
Puesto que permanecemos la mayor parte de nuestra vida en el interior de edificios construidos con hormigón armado (sea nuestro hogar o nuestro lugar de trabajo) debemos intentar pasar unas cuantas horas cada día al aire libre para permitir que nuestro cuerpo se cargue.
Fuente:www.taringa.net
Nuestro cuerpo se muestra sensible ante una exposición anómala de radiación, tanto si dicha exposición es por exceso como si es por defecto.
Ya aproximadamente en el 3500 a.C. los chinos, antes de construir cualquier edificio, buscaban las zonas perturbadas del terreno en el que querían edificar. Para ello utilizaban el Feng Shui. Los arquitectos chinos de aquel entonces decían: "Busca un buen terreno para edificar y no peques contra la naturaleza con tu obra".
Los celtas también estudiaban el terreno antes de levantar cualquier construcción.
Los romanos, antes de construir una nueva ciudad, dejaban sus ganados lanares pastando en el terreno que tenían previsto para erigir la futura ciudad. Pasado el año sacrificaban los animales y estudiaban sus hígados (el hígado, al ser el regulador y filtro de la sangre es la primera barrera que pone el cuerpo ante las radiaciones telúricas). Si encontraban alguna anomalía buscaban otro lugar.
Líneas Hartmann
Son las líneas más conocidas y de las que se dispone más información. Deben su nombre a un investigador alemán, el Dr. Ernst Hartmann. El Dr. Hartmann demostró hasta qué punto el hombre y su salud física dependen del lugar preciso en el que vive, duerme o trabaja.
Durante años fue midiendo la resistencia eléctrica del cuerpo humano, que aumentaba cuando se encontraba sobre una zona perturbada.
De esta manera descubrió que en la totalidad de la superficie terrestre hay una serie de líneas electromagnéticas, procedentes del interior de la Tierra, que forman una red global, cuadriculada, como una red de pescador. Las líneas que forman esta cuadrícula se proyectan desde tierra, verticalmente como si fuesen muros, atravesando todo lo que se encuentra en su vertical (edificios, mares, montañas, caminos y carreteras). Están orientadas de norte a sur y de este a oeste. Las líneas que van de norte a sur tienen una separación entre ellas de unos 2,5 m y las que van de este a oeste de unos 2 m. Cada línea tiene aproximadamente entre 18 y 21 cm de grueso. Esto puede variar en función del subsuelo (ante la presencia de corrientes subterráneas, fisuras, fallas y de fenómenos naturales (eclipses, terremotos, ...) que provocan que estas líneas se ensanchen.
Las líneas por si solas no provocan demasiada alteración sobre los seres vivos. Los que que sí provocan efectos agresivos son los puntos de intersección de esta cuadrícula que ocupa toda la Tierra.
Estos puntos de cruce se llaman nudos geopatógenos.
Con estos datos se sabe que estos nudos geopatógenos o cruces Hartmann tienen una superficie de unos 20 cm x 20 cm (400 cm2) y que aproximadamente en cada 4 m2 encontramos 4 nudos geopatógenos o cruces.
Líneas Curry
ste sistema de líneas presenta una disposición diagonal. También forma una red en forma de cuadrícula. Las líneas están orientadas de sureste a noroeste y de noreste a suroeste.
Las líneas que van de sureste a noroeste tienen una separación entre ellas de unos 6 m y las que van de noreste a suroeste tienen una separación de unos 8 m. De todas formas, a menudo esta pauta puede alterarse, oscilando la separación entre líneas de 3 a 16 m.
Otras líneas
Hay otras redes muy poco conocidas y a las cuales se les ha dado el nombre de su descubridor:
- La red Peyré: orientada de norte a sur y de este a oeste. La separación de sus líneas es de aproximadamente 7 m (las que van de norte a sur) y 8 m (las que van de este a oeste).
- La red Romaní: orientada también de norte a sur y de este a oeste. La separación de sus líneas es de 1 a 1,5 m aproximadamente.
- La red Kunen, tiene distancias de 40 m.
Corrientes subterráneas
La presencia de agua en el subsuelo disminuye el valor del campo magnético terrestre y aumenta la radiación gamma (radiactividad). Su área de influencia va en función del tamaño de su caudal, cuanto mayor sea éste más amplia será la zona afectada en la superficie.
Cuando coinciden agua y cruces Hartmann resulta una combinación especialmente peligrosa para los seres vivos.
Fallas
Son fracturas de la tierra. Cuando esto ocurre, las partes que se rompen se desplazan y ponen en contacto superficies de naturaleza diferentes. A menudo forman cavidades y son estas las que provocan influencias perjudiciales para la salud.
Las fallas producen radiaciones gamma (radiactivas) importantes que pueden ser de un 30% a un 5000% mayores que las de los espacios abiertos.
Los espacios tapiados producen los mismos efectos que una falla (habitaciones, sótanos, pozos, etc.)
La combinación de fallas con cruces Hartmann resulta también muy peligrosa.
DETECCIÓN DE ZONAS GEOPATÓGENAS
Las zonas geopatógenas se pueden detectar con diversos aparatos que se pueden encontrar fácilmente en el mercado y también mediante la radiestesia.
La observación de los animales y las plantas también puede aportarnos alguna pista. Los animales, en general, evitan las zonas geopatógenas. El perro, por ejemplo, es un excelente detector de zonas perturbadas. El lugar que elige un perro para dormir, es un lugar limpio de geopatias. El gato, al contrario, elige los lugares cargados de vibraciones telúricas y le encantan los cruces Hartmann.
Los animales de granja (caballos, vacas, ovejas, conejos, etc.) son también muy sensibles a las geopatias. Su exposición a ellas a menudo repercute, en el caso de las vacas, en la producción de leche y en general a enfermedades que debilitan a los animales hasta acabar con ellos, lo cual también supone considerables pérdidas económicas para los ganaderos i criadores.
Como hecho curioso, las abejas producen el triple de miel si el panal se encuentra encima de un cruce Hartmann, aunque desde el otoño hasta la primavera suelen alejarse de él.
Las termitas y hormigas también buscan las zonas geopatógenas para construir sus nidos.
Las plantas también son muy sensibles a las zonas geopatógenas, que impiden su enraizamiento y crecimiento correctos, haciéndolas enfermar.
Los niños pequeños poseen una gran receptividad y perciben cualquier geopatía, apartándose o, en el caso de que no se puedan mover, haciéndolo notar llorando. Así muchos padres han encontrado a su hijo durmiendo en un rincón de su cama o colocado al revés de cómo ellos le habían dejado.
AUSENCIA DE CAMPO ELÉCTRICO NATURAL
Los campos electromagnéticos naturales pueden ser modificados o neutralizados mediante otros campos artificiales. Cualquier máquina eléctrica produce radiaciones que influyen en estos campos.
Nuestros edificios, construídos con hormigón armado, resultan verdaderas jaulas metálicas que pueden eliminar el campo magnético natural. Es el efecto de jaula Faraday.
Faraday era un químico y físico inglés que comprobó y demostró que una estructura metálica en forma de jaula actúa como de pantalla, de manera que los seres vivos que se encuentran en su interior están aislados de la acción de los campos eléctricos externos quedando sólo la de los campos magnéticos.
Esta falta o variación anormal de los campos eléctricos provoca estados de debilidad. Está comprobado que el campo eléctrico natural juega un papel muy importante en el mantenimiento de la polarización celular y para inhibir los procesos de proliferación de microorganismos. Si este campo eléctrico natural es nulo, el organismo tiene menos defensas.
Puesto que permanecemos la mayor parte de nuestra vida en el interior de edificios construidos con hormigón armado (sea nuestro hogar o nuestro lugar de trabajo) debemos intentar pasar unas cuantas horas cada día al aire libre para permitir que nuestro cuerpo se cargue.
Fuente:www.taringa.net
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